La Guardia Civil no quiere dejar ningún cabo suelto en la muerte de la exconcejala de Serra Dolores Moya, hallada sin vida en la bañera de su vivienda tras incendiarse su casa el pasado miércoles por la tarde. Por ello y dada la rapidez con la que se extendió el fuego por todo el inmueble, los investigadores solicitaron el apoyo de perros adiestrados en la detección de acelerantes, de la Unidad Cinológica Central (Ucice) de la Guardia Civil, que ayer se trasladaron desde Madrid hasta Serra para realizar una inspección ocular más a fondo en el lugar de los hechos y establecer el foco o focos del fuego.

De hecho, como ya adelantó Levante-EMV, en un primer momento los bomberos detectaron un fuerte olor a gasolina en la casa. Esto unido a otros indicios hallados en el lugar centraron las investigaciones en un incendio intencionado, descartando así el origen fortuito del mismo. No obstante, y aunque la hipótesis del suicidio cobraba fuerza a medida que seguían las pesquisas, el Emume de la Guardia Civil de Valencia, especializado en casos de violencia machista y menores, se ha hecho cargo de la investigación del caso para descartar que se trate de un homicidio.

Los perros de la Unidad Cinológica Central estuvieron durante varias horas olfateando la casa en busca de restos de alguna sustancia acelerante. Asimismo, los investigadores tomaron declaración al marido de la fallecida, policía en excedencia y actual concejal de Esquerra Unida.

Dolores Moya, de 41 años y madre de cuatro hijos, fue enterrada ayer en Serra. Todos coinciden en destacar de ella su carácter fuerte, combativo y reivindicativo con las injusticias.