Marcos Cabo, el concejal de Esquerra Unida de Serra acusado de matar a su mujer tras provocar presuntamente un incendio en el domicilio familiar, decidió poner punto y final a su vida en la celda del centro penitenciario de Picassent donde se encontraba preso desde el viernes.

El edil fue encontrado ahorcado en su celda con unas sábanas a primera hora de la mañana de ayer por el reo que se encargaba de su vigilancia, ya que como adelantó Levante-EMV ayer, éste se encontraba en la unidad de enfermería bajo el programa de prevención de suicidios. Al parecer habría aprovechado una distracción del preso de acompañamiento para quitarse la vida.

Según indicaron ayer fuentes de la Delegación del Gobierno de la Comunitat Valencia a este diario, Marcos Cabo colgó una sábana de una bisagra de una ventana en la clínica odontológica, en la zona de enfermería. Sin embargo, las mismas fuentes no pudieron concretar cómo logró quedarse sin vigilancia. Previsiblemente el forense realizará hoy la autopsia que confirme las circunstancias de la muerte de Marcos Cabo.

El Juzgado de Instrucción número tres de Picassent, en funciones de guardia, procedió al levantamiento del cadáver del presunto asesino de Serra. Asimismo ha abierto una investigación para esclarecer las circunstancias del fallecimiento y ver qué ha podido fallar. Según explicaron fuentes de la agrupación municipal de Esquerra Unida en Serra, en la cual había militado hasta su expulsión, se dio la fatal circunstancia de que uno de sus hijos mayores se enteró del deceso de Marcos Cabo en la misma prisión, ya que se había desplazado allí para llevarle ropa.

Con la muerte del único acusado por el asesinato de Dolores Moya, hallada sin vida en la bañera de su casa de Serra el pasado 29 de julio tras un devastador incendio en su vivienda, la causa quedaría cerrada. Marcos Cabo, había defendido su inocencia desde el primer momento y hasta después de su detención, una semana después de los hechos.

La principal hipótesis de los agentes era que Cabo había actuado con premeditación, rociando combustible sobre el sofá en el que descansaba Dolores Moya, de 41 años, posteriormente prendiéndole fuego y simulando que había ocurrido un accidente en la vivienda familiar. Si en un principio todo apuntaba a un posible suicidio de la mujer debido a que pasaba una depresión, las investigaciones fueron decantando la balanza del lado del asesinato.

El fuerte olor a gasolina

Marcos Cabo era concejal en Serra y había sido auxiliar de la Policía Local. Sin embargo fue suspendido de empleo y sueldo por negarse a pasar unas pruebas médicas. Tanto él como su mujer eran bien conocidos en la localidad.

Como publicó este diario, algunos allegados de la familia aseguraron que Dolores Moya había iniciado los trámites de separación harta del control obsesivo de su pareja, quien le revisaba el móvil y vigilaba sus amistades.

El incendio tuvo lugar el miércoles 29 de julio en la vivienda familiar. Cabo corrió al retén de la policía para alertar de que había fuego en su casa y de que su mujer se encontraba dentro durmiendo. La mujer fue hallada sin vida dentro de la bañera.

¿Qué había ocurrido? Cabo aseguró a los agentes que se encontraba en la calle descargando de la furgoneta material de jardinería junto a su hija mayor. Ambos se encontraban a la vuelta de la esquina de la vivienda. Entonces, según el relato del presunto asesino, se percató del fuego y acudió a la vivienda.

Al abrir la puerta se habría quemado el codo y la mano izquierda debido a una bocanada de humo y fuego. Atribuyó el incendio a un posible cortocircuito de un ventilador.

En su declaración a la Guardia Civil la hija confirmó la coartada de su padre aunque reconoció que se había ausentado menos de cinco minutos para coger las llaves del garaje. Pero los investigadores consideraciones que fue justo en ese momento cuando llevó a cabo el crimen.

El fuerte olor a gasolina presente en la vivienda hizo pensar desde un primer momento que el incendio era intencionado como adelantó este periódico.

La minuciosa inspección ocular estuvo acompañada del trabajo de lo perros de la Unidad Cinológica central de la Guardia Civil especializados en la detección de acelerantes. En este trabajo en la vivienda, los agentes hallaron el foco del incendio en el sofá donde supuestamente se encontraba descansando la víctima.

Al parecer, el acusado habría rociado con gasolina la casa para asegurar la rápida propagación del fuego e impregnó las piernas de su esposa y el sofá sin que se despertara.

El hecho de que la mujer fuera hallada en la bañera se debería, al parecer, a que corrió a intentar apagar las llamas del pantalón con el agua de la ducha pero falleció asfixiada por el humo.

«Inocente»

Marcos Cabo ratificó ante la juez en Llíria su primera declaración y abandonó los juzgados declarándose inocente también ante los periodistas. Tanto su familia como la de la fallecida cerraron filas en torno a Marcos Cabo.

Su dos hijos menores, de cinco y siete años, quedaron al cargo de su hermano mayor, que junto a su hermana han quedado ahora huérfanos de padre y madre.