Un hombre ha aceptado hoy una pena de once años y diez meses de prisión por crear una identidad ficticia en las redes sociales, en las que se presentaba como una chica de unos 15 años, y contactar con al menos cinco chicos menores de edad, tres de ellos de 11 años, para mantener cibersexo.

La condena es fruto de la conformidad alcanzada por las partes en la Audiencia de Valencia, en la que el acusado ha reconocido los hechos, e incluye sendas multas de 1.000 y 6.000 euros por daños morales para dos de las víctimas, así como la prohibición de comunicarse y acercarse a todas ellas varios años, según el caso.

Según le ha comunicado el tribunal, el procesado deberá ingresar en prisión en un plazo de 15 días, mientras que, tras cumplir condena, el hombre estará sometido a libertad vigilada durante siete años.

La sentencia es firme, después de que las partes hayan renunciado a interponer recurso, y condena al hombre como autor de varios delitos de corrupción de menores (alguno, en grado de tentativa), exhibicionismo y provocación sexual, contra la intimidad y derecho a la propia imagen e inducción a la prostitución de un menor.

Tal y como permite la ley, el hombre cumplirá pena de prisión por un máximo de siete años y medio, cifra resultante del triplo de la pena máxima fijada para los delitos imputados, en este caso el de inducción a la prostitución de un menor, por el que se le ha condenado a dos años y medio.

Según se declara probado, a finales de 2010, el acusado creó una identidad falsa en la red social Facebook con la finalidad de conocer a menores de edad, y asoció a esta presentación un nombre de mujer y la imagen de una chica joven, de identidad desconocida y de entre 14 y 16 años que había descargado de internet.

Desde entonces y hasta octubre de 2012, cuando fue detenido, estuvo haciendo uso de esta identidad falsa para contactar con menores de edad y conseguir que éstos le agregaran en sus cuentas, y mantuvo con ellos conversaciones en la red.

De este modo, se puso en contacto con una de sus víctimas, un niño de 11 años, y, a pesar de ser consciente de su edad, trató, sin conseguirlo, de que el chico le enviara fotografías o vídeos en las que apareciera desnudo.

Del mismo modo, contactó con otro menor, también de 11 años, y, sabiendo su edad, le pidió que se desnudara y le mandó un vídeo (supuestamente suyo) de una chica desnuda que bailaba y se tocaba, pero la víctima no le envió nada.

El acusado envió asimismo solicitud de amistad en la red Tuenti a otro chico, de 14 años, y conectó el vídeo-chat y consiguió que la víctima se quitara la camiseta y enseñó su torso desnudo y los calzoncillos, y el acusado grabó y guardó estas imágenes.

En otra ocasión, se comunicó a través de Tuenti con otro menor de 13 años y, le grabó con la web-cam quitándose la camiseta, bajándose los calzoncillos y mostrando la zona genital.

Por último, y a través de Facebook, el procesado mantuvo una conversación con un niño de 11 años al que le propuso "probar" determinadas prácticas sexuales con "chicos" o "un primo" suyo, y le ofreció dinero a cambio de ello.

El 18 de octubre de 2012, se procedió a la entrada y registro del domicilio del acusado, en Villalonga (Valencia), donde se halló diverso material pornográfico protagonizado por menores.