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«¿En casa todo bien?»

Adiestrar miradas contra el maltrato

Un equipo interdisciplinar de La Fe, único en la C. Valenciana, se dedica a sensibilizar al personal sanitario sobre la detección y el tratamiento de casos de violencia machista

Adiestrar miradas contra el maltrato

Una hora cualquiera de un día cualquiera en una sala de espera de un hospital. Un celador observa desde la distancia el lenguaje gestual de una pareja. La mujer acaba de llegar con lesiones, acompañada de su novio. Éste le susurra con tono serio al oído palabras imperceptibles para el resto de pacientes; ella tiene un nudo en la garganta, está a punto de llorar, con la mirada gacha. El celador se dirige al mostrador de triaje: «Ahí hay algo raro. Que pase la paciente sola».

Ese es el momento. El instante en que los que están alrededor se dan cuenta de una lucha muchas veces librada en solitario por decenas de mujeres silenciadas. Un gesto tan simple como observar es clave para la detección y abordaje de estas situaciones, pero para llegar hasta él hace falta adiestrar la mirada. Y a eso se dedica la Comisión para la Sensibilización contra la Violencia de Género de La Fe, el primer y único equipo especializado en formar y concienciar a profesionales de la sanidad de la Comunitat Valenciana.

El personal sanitario hospitalario, en todos sus rangos, es uno de los primeros en tener contacto con los casos de violencia machista, los más extremos, los que terminan con costillas rotas. También la Atención Primaria juega un papel vital, porque el machismo no solo rompe huesos. Y es en el día a día de las consultas donde se pueden detectar sus consecuencias.

La comisión lleva 15 charlas. El mensaje siempre es el mismo. «Hay un gran desconocimiento y falta de sensibilización entre el personal médico acerca de la violencia de género, cómo detectarla, cómo poder ayudar a las víctimas, etc.», cuenta Ángela Escribano, docente que puso en marcha la comisión hace apenas seis meses.

En las sesiones por los distintos servicios (pediatría, ginecología, enfermería, etc) la primera idea es apartar los temores. «Muchos médicos tienen miedo a preguntar, porque creen que les va acarrear más papeleo, van a tener que ir a declarar. Otros temen al agresor. Pero tienen que entender que el maltratador es una persona cobarde, solo agrede a la mujer», explica Escribano.

«La comisión está funcionando», indica Mª José Lloria, presidenta de la comisión y directora de Enfermería de Atención Primaria. Desde que se puso en marcha el equipo han notado un «despertar» en la plantilla. «Pero tenemos que continuar. Hay muchos mitos, como las denuncias falsas, que tenemos que derribar», argumenta Lloria.

Romper el aislamiento

¿En qué consisten estas sesiones? «Se les dan las herramientas para que lo detecten y puedan crear una red alrededor de la mujer, que lo que siente es confusión y soledad. Lo más importante es romper el aislamiento al que las someten», apunta Escribano. Hay una frase clave: «¿Qué tal todo por casa?». Eso es lo que deberían preguntar los sanitarios a la menor sospecha. «Las mujeres están deseando que les pregunten cómo estan, que alguien se preocupe por ellas. Necesitan que alguien lo haga, y ese debe ser el médico», añade.

Cuando se enciende la alarma, los médicos deben seguir ciertas pautas, como pasar consulta a solas con ella, ser empático, abordar directamente el tema de la violencia, dar crédito a las palabras de la maltratada, ayudarla a pensar y a ordenar las ideas. Todo ello sin dar falsas esperanzas de que el marido cambiará o se solucionará. «No todo es denunciar. No sirve de nada denunciar si después la retiran al día siguiente. Hay que procurar que la mujer se empodere, que reflexione y sea ella la que salga del temor y tome decisiones». Para ello, hay todo un abanico de opciones y profesionales dispuestos a coser una red a la que puedan aferrarse mujeres con nudos en la garganta que esperan en salas de hospital.

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