«Igual que me coge la mano me podría haber dado en la cabeza o partirme por la mitad». Inma Chirivella es triatleta desde hace dos años. Tiene 45 y no es el primer accidente que sufre yendo en bicicleta en carretera, pero sí el único en el que ha visto peligrar su vida por culpa de un «quitamiedos». El sábado pasado, mientras bajaba el puerto de Alcublas por la CV 245, perdió el control del biciclo y fue a parar al guardarraíl, que le seccionó una arteria de su mano izquierda y le produjo cortes cerca de la femoral y en el abdomen. Salvó la vida gracias a un compañero que le hizo un torniquete con la correa de un bolso de una mujer que bajó de su coche a ayudar.
Durante dos días Inma ha vivido pensando que iba a perder su mano, que quedó descolgada y con el cúbito y radio fraccionados por tres partes diferentes tras el accidente. Ahora se recupera en La Fe, donde espera que la arteria que le queda lleve suficiente riego sanguíneo hasta los dedos y, más adelante, poder recuperar la movilidad del miembro. «Aún me quedan operaciones por delante, pero espero recuperarme», cuenta. «Es increíble que todavía queden guardarraíles con esas cuchillas», sentencia.
«Ahora miro la carretera de otra manera, con más respeto. No es lo mismo una caída tonta que salir y pensar que puedes morir por practicar el deporte que te gusta. Hay miles de carreteras plagadas de estos ´quitamiedos´», explica esta triatleta de Godella, que ha ganado ya tres trofeos a pesar de llevar poco tiempo entrenando. Aunque todavía no se ha quitado el susto del cuerpo, Inma no pierde el humor. «Continuaré compitiendo, aunque tenga que ser con los paralímpicos», bromea la accidentada.
