Las escenas de dolor se repetían ayer en la calle Valencia de Llíria. Algunos familiares y conocidos no podían reprimir los gritos y las lágrimas al llegar junto al cordón policial de la Guardia Civil. Algunos de ellos tuvieron que ser atendidos por crisis de ansiedad en el centro de salud del municipio.

Uno de los vecinos contó cómo presenció uno de los asesinatos. Antonio se lamentaba de que «esto no habría pasado si se hubiesen puesto medios, si ella hubiese llevado una pulserita o algún tipo de ayuda...». Este testigo explicaba que estaba en su casa cuando escuchó los disparos. «Mi mujer me dijo que eran petardos, pero me he asomado a la ventana y he visto como disparaba. Estaba a un metro de una de ellas y le ha disparado a bocajarro», relataba indignado el hombre, quien desde un momento aseguraba que debía tratarse de un caso de violencia machista puesto que ambos estaban separados.

Según explicó el alcalde de Llíria, Manolo Civera, la suegra del agresor era muy conocida en el municipio ya que tenía un puesto en el mercadillo del pueblo.