Al paso que va, el barrio valenciano de Isla Perdida pronto podría comenzar a ser conocido como «Isla Quemada», según critican los vecinos del lugar, quienes aseguran estar «hartos de que cada dos por tres les dé por quemar coches estacionados en la calle». El último incendio, al parecer intencionado, se produjo ayer de madrugada y afectó a diez vehículos, destruyendo por completo cuatro de ellos que permanecían aparcados en la calle Poeta Andrés Cabrelles. «Esto es un desastre, no puedes fiarte de dejar el coche en la calle, ya son cinco veces en apenas unos años, y siempre por el mismo sitio, está claro que lo hacen adrede», remarcaba indignado Antonio.

Este mismo sentimiento de indignación era compartido por todos los vecinos que se iban acercando ayer por la mañana a ver el resultado del fuego. «Nada, inservibles, de aquí no sacan ni para chatarra», apuntaba Pedro. «Yo me asomé a la ventana y estaba ardiendo el primero, un BMW», explicaba Loli.

Los hechos ocurrieron en torno a las cuatro y media de la madrugada de ayer cuando los vecinos de las fincas que forman el bloque conocido como Isla Perdida comenzaron a escuchar una especie de explosiones. Se trataba de los neumáticos de varios vehículos estacionados en la calle Poeta Andrés Cabrelles, a la altura del número 29, los cuales eran pasto de las llamas.

La Policía Nacional investiga el origen del fuego y todo apunta a que fue intencionado. De hecho, los agentes recabaron el testimonio de posibles testigos y una vecina les manifestó que había visto a alguien grabar con su móvil el fuego nada más iniciarse. Ahora se trata de establecer si esta persona fue la autora del incendio.

En este mismo punto ya se produjo otro incendio intencionado de dos turismos en diciembre de 2007. Asimismo, a finales de 2012 se produjo también una oleada de hasta tres incendios más en los que ardieron nueve vehículos e incluso el fuego afectó y destruyó el interior de un bajo de una casa en el que se encontraba gente durmiendo.

En esta ocasión las llamas afectaron a diez coches y cuatro de ellos resultaron siniestro total. «Los bomberos tuvieron que retirar las dos furgonetas de al lado para que no ardieran también», apuntaba Antonio. «El miedo que yo tenía es que las llamas vinieran hacia la casa, por eso salimos enseguida», explicaba este vecino. «En cuanto sentí el olor a humo desperté a mi madre y llamé al 112», añadía Marisol.