José Francisco Pérez Pla, de 58 años, y su madre, Amparo, de 92, fueron hallados muertos en su casa de Godella ayer por la mañana en la más absoluta soledad y después de permanecer varios días sin que ninguno de sus vecinos se percatara de su ausencia. Madre e hijo vivieron siempre muy unidos, más aún desde que hace más de dos décadas la mujer enviudó y Pepe, como era conocido por todos, asumió su papel como cuidador infatigable de su progenitora, quien tenía problemas de movilidad. Todo apunta a que el hijo sufrió una parada cardiorrespiratoria por causas naturales hace más de una semana y que desde entonces la nonagenaria habría estado sin ingerir comida ni bebida, al estar impedida en la cama, lo que a la postre le habría causado la muerte por inanición, según apuntaron las fuentes consultadas por Levante-EMV.

No obstante, aunque a priori ninguno de los cadáveres presentaba signos de violencia externa y todo indica a que se trata de dos muertes por causas naturales, será la autopsia la que determine la causa exacta de cada uno de los fallecimientos, así como la data aproximada de los mismos. Lo que sí era algo evidente ya ayer tras el levantamiento de los cuerpos es que la muerte del hijo, quien fue hallado sin vida en el pasillo, se produjo al menos varios días antes que la de su madre, dado el estado de descomposición que presentaba uno y la ausencia de signos de putrefacción del otro.

La pregunta es qué hubiera pasado si alguien se hubiera percatado antes de la muerte del hijo y si en ese caso la anciana todavía seguiría con vida. Los servicios sociales del Ayuntamiento incluso estaban pendientes de evaluar la situación de la nonagenaria, según ha podido saber este periódico, pero ni éstos, ni los vecinos de la finca notaron su ausencia hasta que el hedor de la muerte se coló por sus ventanas.

Fue ayer en torno a las 12.10 horas cuando uno de los vecinos telefoneó a la Policía Local de Godella informando de que hacía más de una semana que no veían ni a la madre ni a su hijo, y que sospechaban que podía haberles pasado algo ya que notaban «un olor insoportable». Hasta el lugar, situado en la calle Manuel Tomás de la localidad, acudieron varios agentes de la Policía Nacional y de la Local así como los bomberos, quienes lograron acceder al inmueble, en un tercer piso, por el balcón.

Una vez en el interior se encontraron el cadáver del hijo en avanzado estado de descomposición en el pasillo de la entrada y a su madre también sin vida tendida en la cama, donde llevaba impedida varios meses. «Antes ella salía, pero siempre ayudada por su hijo para caminar, o la llevaba en coche al médico, pero hacía meses que ya no salía para nada y él se ocupaba de todo», relató José, uno de los pocos allegados de los fallecidos. «Pepe lo dejó todo por su madre, hasta una 'novieta' que tenía, para estar siempre pendiente de ella», explicó este vecino. De hecho, hasta ejercía su profesión de matemático en su propia casa, donde daba clases particulares, para no alejarse de su madre.