Bajo unas fuertes medidas de seguridad, custodiados por una decena de agentes de la Policía Nacional y otros tantos policías locales asegurando el perímetro para que no hubiera familiares de las víctimas en los alrededores de los juzgados. Así llegaron ayer al Juzgado de Instrucción número dos de Torrent los tres detenidos por su relación con el tiroteo ocurrido el domingo por la noche en el barrio del Xenillet y en el que resultaron heridos de bala un padre y su hijo, miembros de un clan rival, quienes todavía permanecen hospitalizados, uno de ellos de gravedad con el hígado y el riñón afectados.

El juez que instruye el caso decretó el ingreso en prisión provisional de uno de los arrestados, identificado como Antonio Nicomedes G. M., de 52 años y presunto autor material de los disparos. Los otros dos detenidos, defendidos por el despacho Zapata Bermúdez Pont y Asociados y miembros también del clan de «Los Marcos» quedaron en libertad con cargos. Los tres están acusados de un delito de tentativa de asesinato, lesiones con instrumento peligroso y tenencia ilícita de armas, según apuntaron fuentes jurídicas.

Los acusados negaron ante el juez haber efectuado disparo alguno e incluso alegaron que fueron ellos los agredidos. Asimismo manifestaron que cuando escucharon los disparos ya estaba la policía en el lugar, hecho que coincide con lo declarado por uno de los tiroteados al llegar al centro hospitalario esa misma noche. No obstante, varios testigos refieren que fue el propio Antonio quien sacó el arma, una pistola del calibre 22, y llevó a cabo los disparos contra los miembros de la familia rival.

Aunque el desencadenante de la refriega esa noche fue un asunto banal como unas simples flatulencias, la enemistad entre ambos clanes se remonta a varios años atrás por cuestiones relacionadas con la venta de droga. «Les hemos dicho que no le vendan droga a mi hermano toxicómano pero no hacen caso», explicaba una de las hijas del patriarca, quien sigue ingresado en la UCI del Hospital General con las tres balas alojadas en su cuerpo.

Por su parte, los acusados no lograron concretar exactamente el motivo por el que comenzó la disputa pero negaron que se trate de un asunto de drogas. «Nosotros no traficamos», alegaron respecto a las acusaciones de la familia de las víctimas.

Asimismo, la Policía Nacional y la Policía Local de Torrent mantienen el dispositivo para prevenir posibles nuevos enfrentamientos entre ambos clanes. Ayer por la tarde, tras conocer que Miguel G. M., uno de los hermanos detenidos, había quedado en libertad, las hijas del tiroteado aseguraron que habían recibido llamadas amenazándolas de muerte.