La Guardia Civil investiga un posible nuevo caso de violencia machista tras hallar ayer por la mañana el cuerpo sin vida de una mujer de 51 años en su domicilio de Catarroja. Su compañero sentimental, quien tiene antecedentes violentos por agredir a otra pareja anterior, ha sido arrestado y permanece en calabozos como sospechoso del crimen, aunque será la autopsia la que determine finalmente la causa exacta de la muerte de la mujer.

Los primeros indicios apuntan a que el arrestado, de 43 años, habría podido acabar con la vida de su compañera a golpes, según apuntaron las fuentes consultadas por este periódico. De hecho, el cadáver presentaba hematomas y moraduras, así como un traumatismo en la cabeza, concretamente a la altura del pómulo. No obstante, tras una primera evaluación del cuerpo por parte del médico forense éste no pudo determinar si la causa de la muerte es de tipo homicida o bien se trata de «una muerte traumática» tras una caída accidental. Asimismo, incluso no se descarta que la causa de la muerte tenga relación con el consumo de sustancias estupefacientes, ya que tanto la víctima como el detenido son toxicómanos y en la casa se encontraron restos de metadona y alcohol.

Según el estado que presentaba el cadáver, la muerte se habría producido la noche del miércoles, al menos unas doce horas antes del hallazgo del cuerpo. Vecinos de la pareja, que llevaban viviendo juntos un año y medio, indicaron que esa noche escucharon mucho trasiego en la casa pero ningún grito de auxilio de la mujer. «Él estaba muy nervioso, subiendo y bajando con el ascensor, dando vueltas por el rellano y a cada dos por tres dando un portazo», recuerdan vecinos de la finca, quienes en ese momento no dieron importancia a su actitud ya que era relativamente habitual que esta persona causara molestias en la comunidad. «Hace años se puso a tirar botellas a la calle desde la ventana», apuntaba otro vecino.

Fuentes municipales indicaron que no existían denuncias previas por malos tratos, aunque el arrestado sí que tiene en vigor una orden de alejamiento respecto de una pareja anterior.

«Está durmiendo»

En torno a las 12.00 horas de ayer y después de ver que su nerviosismo no cesaba una vecina telefoneó a la Policía Local de Catarroja. «Sabía que algo había pasado y por desgracia no me he equivocado», reconocía esta testigo. El propio sospechoso comentó con otros vecinos que era él quien había llamado a la policía para quejarse porque lo habían tirado de casa en una redada y se había dejado las llaves dentro. Así, los agentes solicitaron la presencia de un cerrajero y una vez dentro de la vivienda descubrieron el cuerpo sin vida de la mujer.

El sospechoso manifestó a los policías que su pareja simplemente estaba durmiendo después de una noche de borrachera, ajeno, aparentemente, al hecho de que estuviera muerta.

Al detectar que el cuerpo presentaba signos compatibles con una posible violencia, la policía alertó a la Guardia Civil de Alfafar, quienes se hicieron cargo del caso. El hombre fue arrestado y trasladado a dependencias del Instituto Armado. Tras dar un relato poco coherente de lo ocurrido la investigación fue derivada al Emume de la Benemérita ante las claras sospechas de que se trate de un nuevo caso de violencia machista. No obstante, será la autopsia al cadáver, prevista para hoy, la que determine finalmente si la causa de la muerte es de etiología homicida o si los hematomas que presentaba el cuerpo son anteriores y no tienen relación alguna con su fallecimiento.

Madre de cuatro hijos

La mujer, de 51 años, era madre de cuatro hijos y llevaba apenas un año y medio conviviendo con el ahora detenido en la calle Unió Musical de Catarroja. La víctima tenía poco trato con el resto de vecinos y apenas bajaba a tomarse algo al bar que hay bajo su domicilio. «Venía porque le guardaba los periódicos para hacer sus sudokus, le encantaban», apuntaba Iván. Él fue una de las últimas personas en verla con vida el miércoles por la mañana. El principal sospechoso de su muerte también bajó ayer por la mañana a primera hora a este mismo bar. Vestido con mallas y batín, pidió un cortado y se puso a leer una revista. «Luego bajo a pagarte que he llamado a la policía». Eran las 9.30. Horas después era detenido.