Tres kilos de marihuana cuyo coste no supera los 6.000 euros. Ése es el móvil del salvaje asesinato de Javier Redondo Calero, el hombre de 33 años que fue acorralado, apaleado y acuchillado en el Bulevar Sur, frente al Hospital La Fe de Valencia, a las dos y media de la tarde del pasado 16 de febrero por un grupo de al menos seis hombres que huyeron en una furgoneta.

La investigación desarrollada por el grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valencia, cuyo intenso trabajo ha permitido identificar y detener a los dos presuntos autores intelectuales y a la novia de uno de ellos en tan sólo 20 días, indica, tal como avanzó Levante-EMV, que se trata de un crimen por encargo.

De hecho, el caso continúa abierto, ya que los agentes tratan ahora de identificar a los autores material del brutal asesinato, cometido parcialmente ante la hija de cuatro años de la víctima.

Según las fuentes a las que ha tenido acceso este diario, las sospechas se centran en que los dos hermanos detenidos responsabilizaban a Javier, que tenía varios antecedentes policiales, del robo de tres kilos de marihuana, y le habían exigido, al parecer, que pagara el importe de la droga desaparecida.

Los investigadores habían centrado sus sospechas desde el primer momento en el mayor de los hermanos detenidos, gracias a las declaraciones de varios testigos en el lugar de los hechos y de personas del entorno más próximo a la víctima, que sabían del conflicto entre Javier y el ahora detenido, su mejor amigo desde la infancia.

Sin embargo, los especialistas en resolución de homicidios han esperado pacientemente a reunir las evidencias que sitúan a los sospechosos en un lugar comprometido, entre otros indicios, antes de detener -el pasado lunes en Manises y Riba-roja- a los dos hermanos, de 32 y 25 años de edad, a la novia del mayor, de 23 años, y a la madre de ella. Tal como informó ayer este periódico, los tres primeros están acusados de un delito de asesinato -homicidio agravado, ya que se supone que fue premeditado, hubo alevosía y medió recompensa-, mientras que la madre de la chica, una mujer de 54 años, está acusada de encubrimiento. Ésta última sólo pasó una noche en el calabozo, ya que los investigadores la dejaron en libertad tras tomarle declaración el pasado martes.

Por lo que respecta a los hermanos y la novia del mayor, fueron puestos ayer por la mañana a disposición del juez de Instrucción número 7 de Valencia, encargado del caso, quien decretó prisión provisional, comunicada y sin fianza para los tres a petición de la Fiscalía y después de examinar el atestado policial. Los tres acusados se acogieron a su derecho a no declarar en el juzgado.