El pasado 4 de marzo un guardia civil de 54 años era atropellado mortalmente en Barbastro (Zaragoza) por un vehículo que se dio a la fuga para eludir el control de Tráfico. La misma suerte que José Antonio Pérez corrió en junio de 2011 José Manuel Donoso, agente del destacamento de la Guardia Civil de Tráfico de Valencia, quien fue arrollado en el peaje de Silla de la AP-7 por un motorista que circulaba sin carné y a 140 kilómetros por hora. Son sólo dos de los guardias muertos en acto de servicio cuando realizaban controles de tráfico, pero por desgracia la lista es y podría ser mucho mayor. En el último caso ocurrido en Valencia en la medianoche del martes al miércoles dos agentes, que estaban realizando un control de alcoholemia en la V-11 a la altura de Manises, lograron saltar a tiempo para que un coche robado conducido por un delincuente a la fuga no se los llevara por delante.

Uno de los guardias civiles de Tráfico logró subirse al vehículo patrulla y se sumó a la persecución policial, ya que el sospechoso llevaba huyendo desde Burjassot y varias patrullas de la Policía Nacional iban tras él. Finalmente, a la altura de la avenida del Cid de Valencia y después de causar destrozos en dos vehículos de la policía, que quedaron siniestro total, el delincuente huyó a pie hasta ser alcanzado y reducido por el agente de la Benemérita.

Esta espectacular persecución se produjo la noche del pasado martes cuando un conocido delincuente, identificado posteriormente como E. O. A., de 38 años y nacionalidad española, huyó en Burjassot con un vehículo sustraído. El coche, modelo Ford Orion de color blanco, fue interceptado por una patrulla de Tráfico que estaba realizando un control rutinario de alcoholemia en la V-11, a la altura de Manises.

No obstante, el citado delincuente, que ya era perseguido en ese momento por varias dotaciones de la Policía Nacional, hizo caso omiso al alto de los guardias civiles y trató de atropellarlos. Por suerte, ambos lograron saltar a tiempo evitando ser arrollados.

La persecución en coche se prolongó por la A-3, en la que el conductor del vehículo robado causó daños a dos coches de la policía nacional que iban tras él. Finalmente, en la avenida del Cid de Valencia el Ford Orion también resultó siniestro y el conductor emprendió la huida a pie.

Un guardia civil de Tráfico, que se había sumado a la persecución, corrió tras el sospechoso y pudo darle alcance a unos 300 metros. Tras ofrecer fuerte resistencia el delincuente fue reducido y detenido acusado de varios delitos, entre ellos contra la seguridad vial, robo y uso de vehículo y dos tentativas de homicidio por el intento de atropello de los dos agentes de la Guardia Civil. En este caso ambos tuvieron suerte pero el peligro para estos agentes está a la vuelta de cada curva.