«Al principio era una persona encantadora, detallista, mis amigas me repetían la suerte que tenía de estar con él», relata Marta, víctima de una violencia de género que duró 20 años y superviviente de aquel infierno.

La violencia machista suma ya 806 mujeres asesinadas a manos de sus maridos desde 2003. «Hay que hacer frente desde la base», explicaba Estefanía, coordinadora operativa del grupo GAMA de la Policía Local, aportó datos durante su intervención en el festival literario Valencia Negra que muestran la gravedad de esta situación. Frente al miedo de las víctimas, éstas deben saber que no están solas «en cada retén de policía hay personas formadas que pueden ayudarles».

El foco de la intervención del grupo Gama es la mujer. «Los compañeros están formados y ahora no solo detienen al agresor sino que también recogen cualquier testimonio que pueda reforzar el de la víctima», puesto que hay mujeres que, tras efectuar la denuncia, no declaran contra el maltratador lo que puede provocar el archivo del caso.

«La sociedad tiene que ser el pilar de las mujeres maltratadas» destacaba Estefanía. La población tiene que ayudar a la víctima y no responsabilizarla. Los valores patriarcales, «todavía latentes», ocultan los logros de la mujer, la menosprecian e incluso la silencian lo que hace dudar a las víctimas a la hora de denunciar. «Parece que tienes que demostrar que estás siendo maltratada para que la gente se lo crea», contaba Marta

La información facilitada por el Grupo Gama demostró que «no hay un perfil típico de abusador» es decir, los agresores provienen de cualquier capa social. No es cierto que un hombre tienda a agredir más que otro por ser de una nacionalidad determinada. Como tampoco es cierto que las mujeres inmigrantes sean más maltratadas que cualquier otra mujer. Es más, «el 62% del total de las mujeres víctimas de machismo que atendió la Policía Local de Valencia eran españolas».

Solo 0,01% de denuncias falsas

Estefanía insistió en desmontar el mito de las denuncias falsas ya que éstas solo suponen el 0,01% del total de denuncias por violencia machista. También hizo un llamamiento a los presentes en el acto e instó a «aislar a todas las personas que ejercen violencia machista». «Es una vergüenza que se tire por tierra la valentía de las mujeres que denuncian generalizando con una gran mayoría cuando los datos demuestran lo contrario» afirma Estefanía.

Otro dato escalofriante es la cantidad de niños y niñas que se ha cobrado este tipo de violencia: 44 hijos e hijas han sido asesinados por sus padres durante la última década y 26 de ellos estaban solo con él en el régimen de visitas.

A la segunda parte del evento, los asistentes pudieron ponerle rostro al problema, Marta. Nombre ficticio de una víctima de violencia de género que convivió con su agresor durante más de 20 años.

Marta relató como su expareja orquestó la coartada perfecta frente a los amigos de ella. Siempre se mostró encantador, para mantenerlos escépticos en el caso de que ella les contara algo. Y muy poco a poco fue alejando a Marta de todos ellos. «Era una persona cariñosa, que tenía una carrera, con mucha cultura, nunca podría imaginarme que me podría hacer algo así», confesaba. Ella trabajó hasta el nacimiento de su segundo hijo.

Esta superviviente soportó no solo humillaciones públicas y privadas, sino también el desentendimiento de sus dos hijos por parte de su expareja durante su matrimonio. También sufrió malos tratos. Mientrastanto la madre del agresor siempre justificó la actitud de su hijo, «las buenas esposas tienen que aguantar cosas así».

Tras la última agresión, Marta se marchó a Asuntos Sociales de su barrio que la pusieron en contacto con el grupo Gama de la Policía Local. Estos la recogieron, la llevaron al hospital, la apoyaron y la han acompañado durante un proceso judicial que se ha saldado con una orden de divorcio.

La historia de Marta no es un caso aislado, cada vez se suceden más los episodios de violencia machista frente a los que la sociedad debe reaccionar. Retorcernos con cada «algo habrás hecho para que él se enfadara así». No se puede permitir ni una sola justificación más que legitime la violencia de un golpe. «Hay hombres que están enfermos, sí, pero enfermos de machismo» aseguran los expertos que tratan con víctimas de violencia de género. «La responsabilidad también es de la sociedad, ésta no debe callarse ante ningún caso» asegura Estefanía.