Desde que llegó hace doce años de su Galati natal, en Rumanía, la vida de Marian M., nunca fue fácil y decidió ahogar sus penas en el alcohol. Empezó perdiendo su pasaporte nada más pisar suelo español y años después también se quedaría sin DNI cuando un taxista se lo cogió como garantía después de que no pudiera pagar la carrera. Indocumentado, sin posibilidad alguna de encontrar trabajo y viviendo de la indigencia en una casa ocupada de Castellar, este hombre de 42 años encontró finalmente la muerte tras ser hallado tirado inconsciente en un descampado del Horno de Alcedo el jueves a última hora de la tarde. La Guardia Civil investiga ahora si lo que en un primer momento se pensó que era un coma etílico es realmente un homicidio, tras el informe del médico del hospital, quien encontró lesiones internas en el cerebro por un golpe en la cabeza.

«Siempre he pensado que algún día le pasaría algo así», reconocía tratando de aguantar las lágrimas su hermana tras conocer la triste noticia de su muerte. «Estos días no estaba muy bien, incluso me dijo que se iba a poner traje y corbata para ir al entierro de nuestra abuela, que está en Rumanía. No obstante, la mujer duda que a su hermano lo mataran y cree que su muerte se debió a causas naturales derivadas de su adicción al alcohol. De hecho, la última vez que lo vio con vida, el pasado martes, se dio cuenta que tenía una moradura en el hombro, y cuando le preguntó le dijo que había estado en el hospital por otro coma etílico, y que «al caerse se había roto el brazo».

Su hermana relata que Marian vivía de lo que le daban, de la caridad de la gente. «A veces se iba al campo a coger alcachofas y otras se pasaba por la carnicería a por carne, o le daban unos euros en el bar». No obstante, pese al amor que sentía por su hermano, reconoce que no podían vivir con él por sus problemas con el alcohol.

Iba indocumentado

Este hombre, de 42 años y origen rumano, falleció ayer por la mañana en el Hospital Doctor Peset de Valencia, donde se encontraba en estado de coma desde la noche anterior, cuando fue hallado inconsciente en un camino de tierra de la pedanía valenciana del Horno de Alcedo. Aunque inicialmente los sanitarios del SAMU que lo atendieron no apreciaron signos de aparente violencia, con excepción de unos hematomas y un golpe en la cabeza que atribuyeron a la caída, una vez hospitalizado el médico descartó el coma etílico y alertó a la Guardia Civil ante lo que él consideraba unas lesiones compatibles con una paliza.

Horas más tarde esta persona, que iba indocumentada, fallecía como consecuencia de una hemorragia interna en el cerebro. La Guardia Civil de Alfafar se ha hecho cargo del caso y, a la espera de que hoy se le realice la autopsia al cadáver en el Instituto de Medicina Legal, los investigadores centran sus pesquisas en el entorno del fallecido como si se tratara de un homicidio, según los indicios aportados por el centro hospitalario.

No obstante, como inicialmente el aviso del 112 entró como una persona posiblemente ebria tirada en el suelo y los agentes desplazados al lugar tampoco apreciaron nada raro que hiciera suponer que se trataba de una agresión, no se acotó la zona ni se tomaron muestras hasta la mañana siguiente, una vez ya fallecido.

El hombre, que no llevaba documentación alguna encima, fue encontrado a las 20.15 horas del jueves en un camino de tierra junto a la Alquería Pixarota, en la pedanía del Horno de Alcedo. La zona es frecuentada por jóvenes en bicicleta ya que junto al lugar en el que éste estaba tendido, boca arriba e inconsciente, hay un pequeño circuito de «mountain bike».

Un joven incluso pasó cerca de él y pensó que estaba durmiendo medio borracho, según explicaron vecinos de la zona. La Guardia Civil tomó declaración ayer a varios testigos y supuestos amigos del fallecido para dilucidar las circunstancias de su muerte y su posible autor. Cuando lo encontraron no había resto alguno de sangre. Marian llevaba puesta la corbata que ya anunció que se pondría para el entierro. No sabía que sería el suyo.