Quinto aniversario y ningún culpable. Los hijos y hermanos de María Luisa Reig Nolasco, asesinada a golpes, descuartizada y quemada en su casa de la urbanización Corral Blanco de Albalat dels Tarongers en la madrugada del 1 de junio de 2011, volvieron a reunirse ayer en la vivienda para rendirle homenaje y reclamar, un año más, «una Justicia que no llega». Quien habla es su hermana Carmen «Es una injusticia. El caso del asesinato de mi hermana es la prueba de que puedes matar a una persona y salir libre sin ningún problema».

Los familiares de María Luisa se desplazaron ayer desde Alicante, donde residen, para reunirse en la casa donde fue asesinada «porque es el único sitio que tenemos. Quienes la mataron ni siquiera han tenido el valor de decir dónde está el cuerpo. No hemos podido enterrarla y por tanto, el lugar donde fue asesinada es el único que nos queda para venir a traerle flores y recordarla».

Ayer se congregaron en la vivienda su hermana Carmen, sus tres hijos menores -Raquel, Jesús y Yolanda-, su nieta Alba (hija de Jesús) y una amiga de una de las hijas. Desplegaron una pancarta de recuerdo y colocaron flores y velas en el cuarto donde la investigación determinó que fue asesinada y descuartizada aquella madrugada de hace cinco años.

Por no tener, no tienen ni la declaración oficial de fallecimiento, que se producirá dentro de un año, cuando se cumplan los seis de su muerte. Paradójico, porque en su caso existe un informe forense muy claro que determinó que el único resto hallado de su cadáver, un fragmento del omóplato con parte de la base del cráneo que los asesinos dejaron olvidado en el lugar del crimen, era, obviamente, «incompatible con la vida».

Mes y medio después del asesinato, el grupo de Homicidios de la Guardia Civil, tras una ardua investigación, detuvo al excompañero sentimental de María Luisa, Antonio G. V., y a su hijo mayor, Pedro M. R., nacido de la violación que había sufrido la víctima cuando tenía solo 14 años. La juez los envió a prisión, pero en octubre el juzgado decretó la libertad provisional de ambos acusados, a pesar de que no había cambiado ni una sola de las circunstancias por las que la instructora los había encarcelado sólo tres meses antes. Lo hizo, con el acuerdo del fiscal, al día siguiente de que se rastrease con un georradar la casa del exnovio de María Luisa, sin esperar los resultados de ADN de las muestras recogidas en la vivienda en al menos dos puntos marcados por perros adiestrados en la detección de restos cadavéricos humanos.

Al año siguiente, el Juzgado de Instrucción número 1 de Sagunt archivó provisionalmente la causa contra los únicos dos sospechosos, pero, en marzo de 2013, el nuevo abogado de la familia, el letrado Miguel Ferrer, logró que la Audiencia de Valencia ordenase a la juez saguntina la reapertura del caso para incorporar a las diligencias una agresión anterior de Antonio G. V. a la víctima que la dejó nueve días en coma. La esperanza de la familia se volatilizó definitivamente en abril del año pasado, cuando la Audiencia de Valencia amparó el segundo archivo dictado por la juez de Sagunt alegando que los indicios se habían «desdibujado». «Nuestra única esperanza es que algún día acaben confesando», concluye Carmen.