Juan Antonio D. R., el hombre que se entregó ayer en Alicante y confesó los crímenes de Araceli y Juan Carlos Oliva Bellido, los dos hermanos hallados estrangulados en su domicilio de la calle Císcar el 22 de mayo, ha ingresado hoy en el centro penitenciario de Picassent. El juzgado de Instrucción número tres de Valencia ha acordado su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin posibilidad de fianza, tras tomarle declaración esta mañana.

Al igual que su traslado a Valencia desde la comisaría alicantina y su puesta a disposición judicial a media mañana, la comparecencia ante el juez ha transcurrido rápida ya que el acusado de dos delitos de asesinato se ha acogido a su derecho a no declarar.

Acorralado por los investigadores y consciente de que el cerco policial sobre él se estaba estrechando, Juan Antonio D. R., de 49 años, se entregó ayer por la tarde en la comisaría de Alicante y confesó ser el autor de la muerte de Araceli y Juan Carlos Oliva Bellido, los dos hermanos de 75 y 79 años asesinados en su domicilio de la calle Císcar de Valencia. Los cadáveres de las víctimas fueron encontrados estrangulados el pasado 22 de mayo en su vivienda en pleno corazón de la ciudad, en el valenciano barrio de l´Eixample. La autopsia confirmó que su muerte pudo haberse producido 20 días antes, a principios de mes.

El grupo de Homicidios de la Policía Nacional tenía plenamente identificado al presunto asesino apenas unas horas después del hallazgo de los cuerpos y era cuestión de tiempo que lograran dar con su localización. El ahora detenido era un allegado de los septuagenarios, a quienes conocía desde hace más de veinte años, pero que había entablado una relación más próxima este último año, acompañándolos a los sitios y prestándoles unos falsos cuidados, por el mero interés económico. De hecho, todo indica que el móvil del doble crimen fue un préstamo de 18.000 euros que éste no podía devolver y cuyo dinero estaban reclamando los hermanos con insistencia los últimos días que fueron vistos con vida, según informó en exclusiva Levante-EMV en su día.

Conocedor de que toda la policía tenía ya perfectamente claro cuál era su rostro y su identidad, y ante el delicado estado de salud de su esposa, Juan Antonio D. R., que permanecía fugado tras el hallazgo de los cadáveres de sus víctimas, optó por acudir ayer a las 17.15 horas a la comisaría provincial de Alicante y entregarse a las autoridades.

El sospechoso no dio ninguna explicación sobre los motivos que le llevaron a matar a sus dos víctimas. Pasadas las cinco de la tarde entró en la Comisaría alicantina asegurando que había cometido un doble asesinato y que quería entregarse. Fuentes consultadas por este periódico precisaron que estaba muy arrepentido por lo que había ocurrido y que los remordimientos no le dejaban dormir.

El fugitivo no tenía ninguna vinculación con la provincia alicantina, por lo que se desconoce dónde había estado estas últimas semanas y por qué eligió esta comisaría para entregarse. El sospechoso utilizó para huir el vehículo de los fallecidos, un Opel Astra de color gris.

Tretas para retrasar el hallazgo

Juan Carlos y Araceli Oliva Bellido, de 79 y 75 años, fueron encontrados sin vida en el número 54 de la calle Císcar el domingo 22 de mayo. No obstante, su muerte se habría producido un mes antes, pero el asesino trató de retrasar al máximo el hallazgo de los cadáveres camuflando el olor que producen los cuerpos en descomposición con toda clase de artimañas. Por un lado envolvió los cuerpos en sacos de dormir y los empaquetó con cuerdas, los cubrió con una alfombra, colocó una gruesa capa de sacos de arena para gatos sobre los cadáveres y además llenó la habitación de ambientadores. Antes de irse, puso un candado en la puerta de la habitación por fuera y cerró perfectamente con llave la de la vivienda.

Además puso un dispositivo en la puerta, tipo detector de movimiento, para saber si los cadáveres de sus víctimas eran encontrados, como publicó en exclusiva Levante-EMV. De hecho, después de cometer sus crímenes regresó varias noches a la vivienda, según demuestran los testimonios de varios vecinos recabados en su día por este periódico, quienes aseguraban haber escuchado pisadas en la casa cuando ya llevaban varios días muertos los dos hermanos.

Una vecina lo vio salir de la casa de sus víctimas semanas antes de que encontraran los cuerpos sin vida de los septuagenarios, pero cuando ya el mal olor hacía acto de presencia, y el sospechoso le dijo que Juan Carlos y Araceli se habían ido a pasar una temporada en Pamplona. Era la misma persona que llevaba rondándolos desde hacía meses y que ayer por la tarde se entregó, supuestamente arrepentido, en una comisaría alicantina.