Un hombre de 48 años y nacionalidad rumana, toxicómano y con una fuerte adicción al alcohol, fue hallado agonizando el pasado 31 de julio de madrugada junto a una caseta de campo en llamas en el Puig. El indigente, que todavía gemía cuando llegaron los bomberos al lugar tras recibir un aviso de incendio, presentaba golpes por todo el cuerpo y varias heridas por arma blanca. Había sido víctima de una brutal paliza que finalmente le costó la vida.

Al parecer, sus presuntos asesinos lo golpearon con una barra de hierro y lo torturaron hasta dejarlo prácticamente muerto, según apuntaron las fuentes consultadas por este periódico. Después incendiaron la caseta para eliminar las pruebas y dificultar así la labor de los investigadores. Sin embargo, el hombre logró arrastrarse hasta fuera de la casa para ponerse a salvo del fuego, aunque finalmente pereció a unos ocho metros del inmueble arrasado por las llamas.

Tan sólo cuatro días después de su muerte, los investigadores de la Policía Judicial de la Guardia Civil lograron identificar y detener a los presuntos autores del homicidio, ambos conocidos del fallecido y presuntamente cómplices en alguno de sus robos, ya que los tres cuentan con antecedentes por delitos contra el patrimonio. Los arrestados son dos jóvenes de 22 y 26 años, uno compatriota del fallecido y el otro de origen búlgaro.

Los hechos ocurrieron en la madrugada del pasado 31 de julio cuando a las 4.40 horas se recibió un aviso de un incendio en una caseta de campo del Puig que estaba en llamas. Al lugar se trasladaron varias patrullas de la Guardia Civil así como Bomberos del Consorcio Provincial. Al llegar descubrieron que a unos ocho metros de la caseta incendiada había un hombre tendido en el campo con numerosos signos de violencia. El herido agonizaba y gemía de dolor mientras se aferraba a la vida después de la brutal paliza recibida. No obstante, cuando la ambulancia del SAMU llegó únicamente pudieron certificar su fallecimiento.

Desde un primer momento los investigadores centraron las pesquisas en un posible homicidio. Asimismo, tras identificar al fallecido, de 48 años y origen rumano, los agentes investigaron a las amistades del mismo para saber si tenían relación con su muerte. Estaban en lo cierto. Tan sólo cuatro días después detenían a sus presuntos verdugos acusados de un delito de homicidio y otro de incendio.

Según las investigaciones, los arrestados propinaron una paliza a su víctima y la torturaron por desavenencias en algún hecho delictivo. Además de golpes utilizaron también una barra de hierro, arma que fue localizada por los agentes en las inmediaciones del lugar del crimen. El Juzgado de Instrucción número dos de Massamagrell se ha hecho cargo de la causa por un delito de homicidio.