T. B. D., de 60 años y vecino de Valencia —aunque natural de Barcelona—, tiene un marcado perfil misógino. Después de pasar una larga temporada en la cárcel, donde cumplió condena por una agresión sexual a una mujer, el susodicho ha desarrollado un fuerte odio hacia las féminas, según han confirmado fuentes consultadas por Levante-EMV. Las mismas fuentes ponen en duda que se encuentre en plenas facultades mentales y detallan que, tras salir de la cárcel, se ha cegado en agredir siempre a mujeres, a las que «culpabilizaría» de su estancia en prisión.

n. soriano castelló