Siendo tan sólo un chaval de apenas 18 años Aarón Vidal entró en las Fuerzas Armadas Españolas por «pura vocación», según aseguran allegados del fallecido, quienes destacan de él lo «buen militar» que era. De hecho lo describen como un persona «disciplinada en el trabajo» y que disfrutaba con lo que hacía cada día.

Este afán de superación en su camino por progresar en la carrera militar le hizo embarcarse hace unos meses en su primera misión en el extranjero. Su novia le insistió en que no fuera, que Iraq es una zona peligrosa. No obstante, el joven valenciano, destinado en la base de Marines, lo tenía decidido desde hace tiempo, aseguran sus amigos. El destino quiso que no pudiera regresar a su hogar el próximo mes de noviembre, cuando tenía previsto llegar el relevo.

Entre sus aficiones, según recuerdan los que lo conocían, estaban las motos y el deporte. «Le gustaba mantenerse en forma». Además era un gran amante de los animales.