En el barrio valenciano de Malilla, donde vivió toda su infancia y adolescencia Aarón Vidal hasta que se independizó y se marchó a Llíria, para estar cerca de la base de Marines donde estaba destinado desde 2009, las muestras de apoyo y condolencias a la familia del soldado fallecido se multiplicaban. Desde el colegio Academia Jardín, donde estudió hasta secundaria, quisieron darle el pésame a la familia. Al igual que en el Instituto de Malilla, en el que cursó primero de Bachillerato. Sus profesores coinciden en que era un «buen estudiante, aplicado y constante en el trabajo».

Este mismo carácter que demostró durante su carrera como militar también se ve reflejada en su etapa como deportista en el Club de Atletismo Sitges de Burjassot, donde entró con solo once años. «Estamos todos muy tocados, Aarón ha dejado una huella muy profunda», se lamentaba su antiguo entrenador Eduardo L. Gómez. «Un accidente así, cuando menos tiene que pasar, te deja perplejo», confiesa. «Era una persona con un corazón inmenso que se dejaba querer», recuerda.