­El falso cura de Nazaret Vicente Cristóbal A. P., acusado de dirigir junto con otros narcos en Alicante y Valencia una red a la que la Guardia Civil incautó más 250 kilos de cocaína, ha hecho el milagro de desaparecer antes del juicio celebrado esta semana en la Audiencia Nacional y otros trece procesados seguro que tienen una fe ciega en la Justicia porque ninguno de ellos tendrá que ingresar en prisión al reducir la Fiscalía su petición global de penas de 146 años de prisión a 44. Ese es el acuerdo de conformidad alcanzado el pasado miércoles en la vista oral celebrada en la Audiencia Nacional por parte de la Fiscalía y los abogados defensores de los trece procesados, entre ellos los letrados Francisco Miguel Galiana Botella, Aitor Esteban Gallastegui y Jorge Martínez Navas. Además de estos procesados el tribunal ha declarado en rebeldía a dos acusados, uno de ellos el falso cura de Valencia, para quien el fiscal pide inicialmente una condena a 14 años de prisión.

Los trece acusados que comparecieron el miércoles en la Audiencia Nacional se enfrentaban cada uno a una petición de 11 años de prisión por tráfico de drogas, pero el ministerio público modificó su escrito de conclusiones y finalmente pidió penas de entre 17 meses y 5 años de prisión. Para rebajar en más de un siglo la petición de condena, la fiscal del caso ha estimado las atenuantes de dilaciones indebidas, drogadicción y confesión tardía.

A la espera de que se dicte sentencia, la Fiscalía ha respaldado en su acusación que no ingresen en prisión los afectados por la drogadicción siempre que no abandonen el tratamiento que aseguran estar recibiendo por su adicción. Además de las penas de cárcel, la Fiscalía solicita una multa de 8 millones de euros -el valor de la cocaína decomisada- a cinco de los procesados.

Los hechos enjuiciados que han admitido los 13 procesados que acudieron al juicio ocurrieron en 2010 y 2011 y la investigación de la Guardia Civil fue dirigida por un juzgado de Torrevieja, aunque finalmente el caso lo asumió la Audiencia Nacional.

La organización enjuiciada se dedicaba a introducir cocaína de Sudamérica en España y contaba con topos en el puerto de Valencia. La droga la ocultaban en mochilas escondidas en contenedores con mercancía legal y al llegar a puerto la sacaban los trabajadores que colaboraban con la red.

Contactos en varios países

El falso cura, según la Fiscalía, era uno de los máximos responsables de la organización y mantenía contactos directos con otras redes de narcotraficantes de países como Colombia, Bélgica, Holanda e Italia. El padre Vicente estaba apoyado directamente por dos hermanos residentes en la provincia de Alicante, uno de los cuales está en rebeldía y el otro no ha podido ser acusado en este juicio porque Colombia lo extraditó a España por otra causa judicial diferente.

El primero de los alijos incautados a la red fue decomisado en julio de 2010 en el puerto de Tarragona. Eran cien kilos de cocaína ocultos en tres mochilas que metieron en un contenedor de Colombia que debió ser descargado en Valencia pero se desvió a Tarragona por saturación.

La organización preparó la entrada de un segundo contenedor en un barco procedente de Costa Rica que llegó a Valencia el 9 de julio. Se trataba de otros 131 kilos de cocaína que fueron extraídos de un contenedor por trabajadores del puerto de Valencia condenados en otro proceso judicial.

A mediados de julio de 2010 el falso cura y otro dirigente de la organización viajaron a Colombia para solucionar los problemas derivados de la incautación de la droga y para concretar nuevos envíos, según el fiscal.

En noviembre de 2011 decomisaron en el puerto belga de Amberes sendos alijos de 20 y 13 kilogramos de cocaína, así como 1,9 kilos de coca recogidos en Valencia e intervenidos a un acusado cuando volvía en coche a Alicante.

En la misma causa figuran también la incautación de 11 kilos de hachís en el puesto fronterizo de Tánger y la aprehensión en l´Alfàs del Pi de casi dos kilos de anfetaminas y 22 kilos de hachís.