­La Policía Nacional detuvo ayer tarde en Alicante a un hombre de 40 años que acudió a la comisaría de distrito Centro y confesó haber estrangulado a su tía, de 89 años, en su céntrico domicilio de la calle Pintor Aparicio. El asesino confeso acompañó a los agentes y tras comprobar la veracidad de su declaración se avisó a la comisión judicial para proceder al levantamiento del cadáver. Vecinos de la calle donde fue estrangulada Isabel A. aseguraron ayer a este diario que el sobrino de la víctima era «problemático» y no trataba bien a la mujer, hasta el punto de que presuntamente «también le quitaba dinero».

La alarma saltó a media tarde en las dependencias de la comisaría cuando el asesino confeso se presentó ante la Policía Nacional para confesar que había asesinado a su tía octogenaria. El crimen lo habría cometido al parecer una semana antes de decidirse a confesarlo, tiempo durante el cual habría estado conviviendo con el cuerpo.

La policía acudió al domicilio de la fallecida, en una finca de siete alturas, y comprobó que, efectivamente, la mujer estaba muerta desde varios días antes. El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Alicante, en funciones de guardia, y el secretario judicial se personaron en el edificio acompañados de la médico forense de guardia y poco antes de las nueve de la noche se ordenó el levantamiento del cadáver.

Todo apunta a la mujer murió por estrangulamiento, aunque hoy se realizará la autopsia en el Instituto de Medicina Legal de Alicante para confirmarlo.

Vecinos del inmueble y de la calle donde vivía la víctima coincidieron en señalar que el apresado era una persona «problemática» y «tenía engañada a la mujer». Según vecinos, Isabel vivía sola después de que falleciera unos familiares con los que convivía, y hace aproximadamente unos tres años llegó el sobrino procedente de Noruega. Se separó de una mujer noruega y «vino a casa de su tía, pero no tenía trabajo».

Varios vecinos indicaron a este diario que el asesino confeso tenía problemas con la bebida y «no tenía amigos». Aseguran que maltrataba a su tía e incluso «le quitaba dinero; sólo le acompañaba para ir al banco», se lamentaban ayer vecinos de la víctima. Una vecina del inmueble afirmó que no saludaba cuando se cruzaban en el ascensor y al final tampoco dejaba a su tía que contactara con el vecindario. Horas antes de entregarse a la Policía el hombre se dejó ver por la calle durante la mañana y parecía llevar «la cara desencajada», indicó otro vecino.