Apenas cuatro horas después de que una patrulla del Seprona hallase en el fondo de una sima de 30 metros de altura el cuerpo sin vida de Vanessa Ferrer Ciges, la adolescente de 15 años desaparecida en Chella desde la noche del miércoles, agentes de la Guardia Civil del grupo de Homicidios y del Equipo de Policia Judicial de Canals detenían al presunto autor del crimen, un amigo de la chica, Rubén M. S., de 21 años, quien confesó el asesinato. La Guardia Civil sospecha que la estranguló después de que se resistiese a mantener relaciones sexuales con él, aunque el forense no ha querido pronunciarse, por lo que la juez y los investigadores esperan al resultado de la autopsia para confirmar ambos extremos.

El cuerpo sin vida de Vanessa, que hasta abril no cumplía los 16 años, fue localizado poco antes de las doce de la mañana de ayer por agentes del Seprona en el fondo de una gran sima de más de 30 metros de profundidad y 40 de diámetro, conocida como la sima de de los borricos porque en ella arrojaban antaño los animales muertos los habitantes de Chella. El cadáver, sin apenas ropa, estaba a apenas 150 metros del domicilio de la víctima.

El hallazgo se produjo durante el rastreo llevado a cabo ayer por la mañana por Chella y sus alrededores cuando se cumplían 24 horas de la denuncia por desaparición interpuesta por la madre de la menor. Las alarmas saltaron el jueves por la mañana. Vanessa dijo el miércoles en casa que se iba a Xàtiva, al cine, y que después se quedaría a dormir en casa de unas amigas. Cuando al día siguiente su madre supo que no había acudido a clase, se asustó y denunció. La adolescente no se había llevado ni dinero ni otros efectos personales, por lo que no se trataba de una desaparición voluntaria.

El hallazgo del cuerpo corrió como un reguero de pólvora por Chella, un municipio de apenas 2.500 habitantes. Y el hecho de que estuviese desnuda acrecentó el mal presagio de que había sido asesinada, algo que refrendaría horas más tarde el forense.

Una testigo la vio en el coche

La Guardia Civil contó enseguida con el testimonio de una persona cercana a la víctima que la vio pasar el miércoles por la noche dentro del Suzuki azul de un conocido de Vanessa. Ese amigo acudió junto con otro a casa de la madre de la chica para dar el pésame. Agentes de Homicidios supieron de la visita y se llevaron al dueño del coche a declarar al cuartel de Canals. Ese joven, de 20 años, se desvinculó enseguida del asunto y señaló al ahora detenido, Rubén M. S., como la persona que le había pedido el coche el miércoles para irse a Xàtiva.

El vehículo fue localizado muy cerca del domicilio de Vanessa y trasladado ayer tarde al cuartel de Canals, donde hoy será sometido a una intensa inspección ocular, ya que se tiene la certeza de que el autor confeso del crimen lo utilizó para llevar el cuerpo sin vida de la menor hasta el borde de la sima de los borricos, desde donde lo arrojó envuelto en una manta que quedó enredada en los arbustos al desprenderse del cuerpo, que siguió cayendo hasta el fondo de la oquedad.

Nada más disponer de esa información, los agentes se desplazaron en busca de Rubén, que fue detenido y trasladado al mismo acuartelamiento por la muerte de la chica. Fue en esos primeros momentos cuando el sospechoso admitió el crimen, si bien trató de hacerlo pasar por una muerte accidental, tesis que no creen los investigadores, que cuentan, además de su confesión, con otros elementos en su contra como el teléfono de la menor y las declaraciones de su entorno más próximo.

El detenido, que no mantenía al parecer ninguna relación afectiva como tal con Vanessa -la chica tenía novio, que ayer también declaró voluntariamente ante la Guardia Civil para responder de los últimos wasaps sin respuesta enviados a la menor-, permanece en los calabozos del cuartel de Canals y hoy prestará declaración ante los investigadores, tras lo cual lo hará ante la jueza de Xàtiva en los próximos días.