«Estaba sentado en un banco de la calle, junto a su amigo, cuando llegó uno por detrás y le clavó varias veces un cuchillo grande en la cabeza y en el cuello, mientras le gritaba: "¡Muérete, búlgaro hijo de puta!". Llevaba días amenazándole y casi lo mata...». Quien lo explica es Dimitar, primo de la víctima, que ejerce como traductor porque su pariente apenas se expresa en castellano. La agresión se produjo el pasado martes en Valencia y la víctima, Valter, aún se recupera de las graves lesiones sufridas, por las que tuvo que ser hospitalizado.

Los hechos sucedieron el martes por la mañana, en un banco del parque de la calle Marqués de San Juan, en el valenciano barrio de Campanar. Según la víctima, él se encontraba sentado en el banco junto con su mejor amigo y otros compatriotas -se trata de un grupo de búlgaros que actúan como aparcacoches en esa calle-, cuando se produjo el ataque de otro gorrilla por la espalda, con un cuchillo de cocina de unos 25 centímetros de hoja.

«Es un español que llevaba días amenazándole porque le quería quitar la zona donde mi primo aparca coches. Siempre está presumiendo de que ha pasado 30 años en la cárcel. Además es toxicómano y muy peligroso», defiende Dimitar.

Nada más producirse la agresión, dos de los «gorrillas» búlgaros que estaban con la víctima corrieron hasta una farmacia, en busca de ayuda. Poco después llegaron varios coches patrulla de la Policía Nacional, así como una ambulancia de Soporte Vital Básico (SVB), que trasladó al herido a un hospital de la ciudad.

Instantes después, los policías detenían a un amigo de la víctima, Svilen S., de 42 años, después de que un testigo presencial lo reconociese como autor de la agresión. El detenido fue trasladado a los calabozos del complejo policial de Zapadores y ayer tarde fue puesto a disposición judicial. El juez de guardia dictó libertad provisional tras tomarle declaración y estudiar la versión de la víctima, ya que ambos mantienen que Svilen no fue el agresor.

«No fue él, por mucho que una testigo diga que sí. Se han equivocado», sostiene el primo, quien se pregunta «por qué se iba a haber quedado sentado al lado del herido si hubiese sido él, en lugar de salir corriendo antes de que llegase la policía».

«Es más, el búlgaro al que han detenido es el que fue a pedir una toalla a la farmacia para taponar la herida. Y él no habla castellano casi, así que no le habría gritado en español a mi primo "¡Muérete, muérete!", ¿no? Se lo habría dicho en búlgaro», reflexiona.

Según Dimitar, «lo peor es que el que lo ha hecho puede volver en cualquier momento, porque tenía amenazados a todos mis compatriotas. Y hay que tener claro que mi primo ha tenido mucha suerte; está vivo de milagro. A lo mejor a la próxima es peor...».