Un desgraciado accidente. Ésa es la hipótesis que cada vez cobra más fuerza para explicar qué le ocurrió a la pareja desaparecida en noviembre en Santa Eulària des Riu (Ibiza), de quienes únicamente ha sido encontrada ella, la brasileña Katia F. S., de 34 años, cuyo cadáver fue localizado el pasado 18 de este mes mes en una playa de Cullera.

A falta de más datos que puedan aportar los forenses a partir de la autopsia, la Policía Nacional y la Guardia Civil se inclinan por la tesis de que ella cayera accidentalmente al mar en Cala Llonga y que él desapareciese cuando trataba de salvarla. Eso sí, sin descartar un posible homicidio, por lo que se mantienen abiertas otras líneas de investigación que podrían refrendar esta teoría, a partir de algunas relaciones del hombre, Marcos Pérez de la Torre, de 36 años, y de la chica.

Por el momento, los investigadores han descubierto que Katia había protagonizado numerosos altercados este verano pasado en la isla, que acabaron con cuatro detenciones en el plazo de trece días. Y todos fueron por desórdenes públicos derivados, al parecer, de la ingesta de alcohol y otros tóxicos, así como de un posible trastorno.

El primer incidente ocurrió el 14 de agosto en Sant Antoni de Portmany, cuando acabó detenida por la Guardia Civil tras el primer altercado. Sólo cuatro días después, fue la Policía Local quien la arrestó, esta vez por un delito contra la seguridad del tráfico, a su salida del Hospital Can Misses, en Ibiza. La mujer acababa de pedir el alta voluntaria, pero volvió a sentirse mal y tuvo que ser atendida por una ambulancia en plena calle.

Al parecer, el incidente acabó en detención después de que arrojase piedras a los coches mientras caminaba por medio de la calzada, según ella, en un intento por que algun conductor parase y la recogiese para llevarla a casa. Tras su arresto, acabó de nuevo en la consulta de Psiquiatría del hospital.

Una semana más tarde, el 23 de agosto, Katia terminó de nuevo en la comisaría tras amenazar a un taxista con pegarle un tiro -ni siquiera llevaba armas- por no acceder a poner la radio a todo volumen. Cuando la Policía Nacional le pidió que se identificase, golpeó al agente y éste la arrestó. A partir de ese momento, perdió de nuevo el control y trató de patear y golpear a varios policías.

Frecuentes atenciones médicas

Su estado extremo de nerviosismo llevó a los agentes a solicitar la intervención de su psiquiatra en las dependencias policiales. Al ver al equipo sanitario, trató de estrangularse con el cable de un teléfono, que llegó incluso a romper, aunque, por fortuna, no llegó a causarse lesiones porque los agentes intervinieron de inmediato. Así las cosas, fue llevada de nuevo al mismo hospital. Era la sexta atención psiquiátrica en apenas unos días.

A los tres días fue arrestada de nuevo tras un altercado en la recepción de un hotel de la capital ibicenca, donde llegó a desnudarse por completo y a arrojar numerosos objetos al suelo. De nuevo, acabó en Psiquiatría de Can Misses.

Katia se había tranquilizado tras el verano, precisamente después de iniciar su relación sentimental con Marcos, al que conocía desde hacía un año, aunque sólo llevaban dos meses como pareja.

Esa aparente estabilidad se truncó el 19 de noviembre. Marcos había hablado el día anterior con su madre. El hombre estaba feliz porque tenía pensado ir a Madrid para presentarle a Katia a su familia, después de lo cual habían planeado viajar a Brasil para hacer lo propio con los parientes de ella. También Katia le había contado lo mismo a un amigo suyo de Ibiza.

Sin embargo, ese 19 de noviembre, Marcos ya no cogió el teléfono. Tras días sin respuesta, su madre empezó a temer que algo grave había ocurrido y denunció su desaparición en Móstoles el 29 de noviembre. Diecisiete días después, la Policía Nacional encontraba el coche que usaba Marcos, un Citroën C5 que le había prestado su madre, totalmente desguazado, en un aparcamiento próximo a Cala Llonga.

Un clan de la isla de Ibiza

Sin embargo, existen algunas circunstancias que empañan la tesis del doble accidente. Al parecer, Marcos tenía relación con un clan de la isla a quienes había comprado droga en alguna ocasión, por lo que los investigadores tratan ahora de localizar a esos supuestos traficantes para saber si existe alguna relación entre ese hecho y la desaparición de la pareja.

De todos modos, de la inspección ocular del C5 tampoco parece desprenderse que sufrieran un ataque estando dentro del coche, por lo que todo apunta a que lo dejaron aparcado para bajar a la playa y que no regresaron. Después, los ladrones habrían hecho el resto.