Un guardia civil en activo, otro jubilado de manera anticipada y cinco hombres más han sido detenidos en Valencia por su presunta vinculación con una red dedicada a la introducción de cocaína a gran escala a través del puerto autónomo de Valencia. Los siete presuntos traficantes fueron arrestados a lo largo del miércoles en distintos puntos de Valencia y otros municipios por agentes de la Unidad de Asuntos Internos de la Guardia Civil, que ha actuado en solitario, sin la habitual colaboración de las unidades del instituto armado en Valencia, para evitar posibles filtraciones a los sospechosos.

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, uno de los detenidos es un guardia civil de 52 años destinado en el Puerto de Valencia, en labores de seguridad y custodia de las entradas y salidas al recinto portuario. Está acusado de tráfico de drogas, pertenencia a banda organizada y cohecho, por la supuesta aceptación de premios a cambio de información y de no entorpecer las salidas de los cargamentos de droga de los muelles valencianos.

El otro agente arrestado, que estuvo destinado en el Grupo Rural de Seguridad de Valencia, el GRS3, está actualmente jubilado, ya que dejó el cuerpo de manera anticipada. Además, hay otros cinco detenidos. Seis de los sospechosos permanecen incomunicados en calabozos de la Comandancia de Valencia, en Patraix, y el séptimo ha sido trasladado a una celda del acuartelamiento de Benimaclet, sede de la VI Zona de la Guardia Civil, esto es, la jefatura del Cuerpo en la Comunitat Valenciana.

El último «gancho perdido»

La investigación comenzó hace un año, cuando Asuntos Internos recibió un informe emitido desde Valencia en el que se advertía de las sospechas que pesaban sobre los guardias ahora detenidos y su posible relación con el narcotráfico.

Tras meses de vigilancias y escuchas telefónicas supervisadas por un juez de Valencia, los investigadores decidieron desmantelar la organización en la madrugada del miércoles, horas después de que detectaran un cargamento de 200 kilos de cocaína ocultos en un contenedor procedente del puerto de El Callao (Perú) cargado con especias y cuyo importador desconocía la existencia de la droga. Todos los detenidos están acusados de tráfico de drogas y pertenencia a banda organizada, y al guardia en activo se le imputa, además, un delito de cohecho.