Francisco Javier Marcos Benavent, el camionero de 40 años de Real de Gandia asesinado en noviembre de 2014 en Caudete (Albacete), recibió cinco disparos con un arma de fuego corta y seis cuchilladas, lo que deja claro que sus asesinos no sólo tenían una clara intención homicida, sino que se aseguraron de que no tuviera ninguna opción de sobrevivir. Los seis detenidos por este crimen en la madrugada del pasado sábado en cuatro municipios de la Ribera, arrestos de los que informó en exclusiva Levante-EMV en su edición del domingo, pasarán hoy, martes, a disposición del juez de Instrucción número 2 de Almansa (Albacete), que ha supervisado la investigación de la Guardia Civil desde su inicio. El cadáver de Francisco Javier fue encontrado sobre las cuatro y media de la tarde del 28 de noviembre de 2014 entre un lateral de su camión y la cuneta, a pocos metros de la rotonda de salida de Caudete hacia Yecla por la carretera N-344. Marcos Benavent había salido esa mañana de su domicilio, en Corbera, para cargar naranjas. De hecho, fue atacado cuando acababa de descargar parte de la mercancía en un almacén de Caudete. El transportista fue víctima de una auténtica encerrona: nada más salir de la rotonda, al menos un vehículo le cerró el paso y le obligó a parar bruscamente en el arcén, invadiendo parcialmente la calzada. Sus asesinos le obligaron a bajar y, arrinconado en un lateral, ocultos a los ojos de otros automovilistas, le clavaron seis veces un cuchillo y le dispararon cinco tiros con, al parecer, una pistola. Así lo reveló al día siguiente la autopsia a la que fue sometido el cadáver por dos forenses en el Instituto de Medicina Legal de Albacete. Desde el primer momento, el caso fue asumido por el equipo de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Albacete. Los investigadores reconstruyeron no sólo las últimas horas de vida de la víctima, sino los meses previos a su asesinato, en busca de la clave que había conducido a lo que casi parecía una ejecución. Un robo bien planeado Desde el primer momento, tal como publicó en su momento este diario, la Guardia Civil sospechaba que la razón por la que habían sacado de la carretera al transportista valenciano era un robo, pero la mercancía que llevaba no sólo estaba intacta, sino que ni siquiera era tan valiosa como para tomarse tantas molestias. Otro punto en el que repararon los agentes fue en que los autores del asalto no estaban actuando por casualidad ni por oportunidad. La forma en que interceptaron a Francisco Javier denotaba que tenían suficientes detalles de su ruta y de sus paradas como para atacarle en el momento en que era más vulnerable, lo que situaba la autoría -o parte de ella, al menos- en un entorno próximo a la víctima. Por esa razón, los agentes pusieron el foco de la investigación en personas con las que se relacionaba habitualmente. Para ello, como es habitual en cualquier investigación criminal, realizaron un exhaustivo seguimiento del teléfono y otros dispositivos de la víctima, y buscaron las llamadas que se habían producido tanto en Caudete como en la ruta seguida por la víctima, en las horas anteriores y posteriores al crimen. Tras una larga y laboriosa investigación, acabaron por identificar a los presuntos responsables del asesinato, que fueron finalmente detenidos en la madrugada del pasado domingo en sus respectivos domicilios.