«El perro de presa de su madre», así describen sus familiares a Joan Carles L. M., el hombre de 30 años detenido en València tras confesar el asesinato de su progenitora, María del Carmen M., quien permanecía desaparecida desde el año 2011.

Sus tías paternas, quienes también fueron víctimas directas de su violencia y sobrevivieron tras ser acuchilladas por éste en octubre de 2014, se mostraron ayer estupefactas al conocer la noticia de la que informó en exclusiva Levante-EMV. «Nos hemos quedado patitiesas cuando nos lo ha dicho mi hermano, no nos lo podíamos creer», aseguraba Rosa. «¿Cómo ha podido ocultar durante tanto tiempo una cosa tan grave?», se preguntaba horrorizada María José.

Las mujeres explicaron que perdieron el contacto con la exmujer de su hermano cuando la pareja se separó en 2002 y que desde entonces ésta les había cogido cierta inquina tanto a ellas como al padre de sus tres hijos por cuestiones económicas.

Tras la separación y después de que el pequeño de los tres hermanos cumpliera la mayoría de edad y se fuera también a vivir con su padre, el único apoyo que le quedó a Mari Carmen fue su hijo Joan Carles, el mediano, con quien vivía en el antiguo domicilio conyugal, en València. Ambos estaban muy unidos, hecho por el que todavía les ha extrañado más que su sobrino acabara con la vida de su propia madre.

Un chico cariñoso y estudioso

El parricida confeso, de 30 años y que se encuentra cumpliendo una pena de 23 años de cárcel tras ser condenado precisamente por el doble intento de asesinato de sus tías, es para ellas un joven marcado por la influencia de su madre. Así, coinciden en señalar que de pequeño «era un chico cariñoso y estudioso al que le gustaba leer, algo más tímido que sus hermanos», pero que nunca dio muestras de ser violento. Además «era muy protector con su hermano pequeño», dos años menor que él. «Al final ha salido todo el odio que tenía en las entrañas y que ella misma le había ido inculcando después de que se separaron», sostienen las tías del presunto parricida, quienes siempre pensaron que la exmujer de su hermano estaba detrás de la agresión que sufrieron en su domicilio en octubre de 2014, cuando su sobrino se hizo pasar por un repartidor a domicilio para que le abrieran la puerta y así poder acuchillarlas.

No era así, en esas fechas ésta ya había sido asesinada por su propio hijo, como han descubierto ahora. «Todo el odio que su madre le inculcó hacia nosotros se volvió contra ella», afirman.

Se había ido a Zaragoza

Cuando la Policía Nacional detuvo a su sobrino acusado del doble intento de asesinato tan solo un mes después de la brutal agresión en su domicilio de la calle Mestre Asensi de València, Joan Carles explicó a los agentes que su madre se había ido un par de años atrás a Zaragoza y que desde entonces no sabía nada de ella.

Eso fue lo que hizo creer a todos y la versión de una desaparición voluntaria cobró fuerza durante años hasta que los investigadores del grupo de Homicidios de la Policía Nacional, en colaboración con los psicólogos de la Sección de Análisis de Conducta (SAC), han destapado ahora este horrendo crimen.

Aunque el presunto autor ha confesado haber matado a su madre, éste no ha podido concretar el día exacto, que los investigadores ubican en el año 2011, cuando Mari Carmen fue vista por última vez en el piso que compartía con su hijo en el barrio de Nou Moles.

En este mismo inmueble, que se convirtió en motivo de litigio familiar tras el divorcio, fue atribuido finalmente en 2014 al exmarido de la desaparecida.

«Cuando entró en el piso estaba totalmente vacío, limpio, sin papeles, facturas, fotos, …, nada, como si hiciera ya tiempo que nadie viviera allí», recuerdan las tías del presunto parricida. «Ahora falta saber dónde ocultó su cuerpo, para poder por fin descansar tranquilas de toda esta pesadilla», piden ambas hermanas.