«Fue el instinto de sobrevivir, pensé que me mataban, que ya no salía de allí y disparé a las sombras», relató ayer en el juicio el hombre acusado de matar de un disparo en la cabeza a un presunto asaltante y herir de bala a otros dos cuando estos irrumpieron de noche en la finca en la que dormía temporalmente.

El objetivo de los ladrones era apoderarse de una plantación de marihuana que había en dicha parcela de Palma de Gandia, propiedad de un miembro del clan de los Corache, según reconocieron las víctimas que sobrevivieron a los disparos.

Las tres supuestas víctimas y un cuarto que también estuvo allí, según manifestó por vez primera uno de los testigos ayer ante un Jurado Popular, entraron encapuchados y armados con palos y una barra de metal la noche del 20 de octubre de 2015. El acusado, que estaba durmiendo en una furgoneta, se despertó al escuchar los ladridos de los perros y cuando éstos se identificaron como policías, se tiró al suelo. Tras un forcejeo y un tiroteo, uno de los asaltantes, de 22 años, falleció y otros dos resultaron heridos de bala.

El Ministerio Fiscal solicita para el acusado de un delito de homicidio consumado y otros dos en grado de tentativa doce años de prisión, así como dos años más por la tenencia ilícita de armas. No obstante, según su versión, el arma con la que efectuó los disparos la portaban los propios asaltantes y fue tras un forcejeo cuando logró arrebatársela a uno de ellos.

Previamente, asegura que estos le golpearon con una barra y le propinaron patadas hasta dejarlo casi sin respiración. «No recuerdo cuántos disparos fueron, solo la cara de mi hijo porque creía que no iba a salir de allí. Rezaba a Dios para que un fogonazo no me pillara a mí», alegó el procesado, quien tras el tiroteo se refugió tras un árbol y llamó asustado a su cuñado, propietario de la finca.

Aunque el autor de los disparos reconoció que sabía de la existencia de la marihuana, negó que estuviera realizando labores de vigilancia justifica su presencia en que tenía que «separar chatarra tras el desmontaje de un hotel». El letrado de la defensa, Juan Carlos Navarro, sostiene que su cliente actuó en legítima defensa y que se entregó voluntariamente días después de los hechos. Ambas circunstancias son apreciadas por la fiscalía.