Una simple discusión banal por cuestiones relacionadas con la limpieza de la casa entre dos amigas, de 65 y 62 años, terminó con la mayor de ellas muerta por un fuerte traumatismo en la cabeza. La presunta homicida, quien permanece detenida a la espera de ser puesta hoy a disposición judicial, alega que la muerte se produjo de forma accidental durante la pelea cuando su supuesta víctima trató de agredirla.

Según su versión, Amparo, vecina de Alfafar, insistía en que siguiera limpiando el baño y cuando ella, que últimamente la ayudaba en las tareas del hogar, se negó a seguir su amiga fue a golpearla con una garrafa de lejía. Fue entonces cuando, no sabe si realmente la empujó o simplemente su amiga resbaló en el cuarto de baño, que estaba mojado, y cayó golpeándose con una báscula que había allí.

Este relato de los hechos ocurridos en la tarde del pasado lunes en el domicilio de la fallecida, en la calle San Pascual de Alfafar, deberán ser cotejados por los investigadores de la Guardia Civil, quienes no descartan el homicidio doloso.

De hecho, se está a la espera de los resultados de la autopsia realizada al cadáver en el Instituto de Medicina Legal de València, para determinar si el traumatismo craneoencefálico que presentaba en la parte posterior de la cabeza es compatible con una caída o la víctima fue golpeada con algún objeto contundente.

Sufrió una crisis de ansiedad

La detenida, quien tuvo que ser atendida por una crisis de ansiedad y también tuvo que ser evacuado al Hospital La Fe de València, donde finalmente se certificó el fallecimiento de su amiga, realizó acciones que no concuerdan con un supuesto homicidio involuntario, que ayer apuntaba el propio delegado del Gobierno en la Comunitat, Juan Carlos Moragues.

Tras dejar malherida a su amiga, tendida en el suelo del baño con la cabeza ensangrentada, la mujer, de 62 años, telefoneó a su hijo, con el que vive, y le contó que había matado a su amiga. A instancia de éste llamó al teléfono de emergencias 112 y nerviosa también dijo que «había matado a una mujer». «¡Venid, está muerta!».

Cuando los primeros agentes de la Policía Local de Alfafar y de la Guardia Civil llegaron al domicilio, creyendo que podía tratarse de un caso de violencia machista, ésta les abrió con la ropa sin mancha alguna de sangre. En la terraza los agentes encontraron una bolsa con ropa ensangrentada, lo que indica que ésta se cambió. La sexagenaria argumentó que no quería que sus nietos la vieran llena de sangre.

Agentes del laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil y de la Policía Judicial de Alfafar realizaron ayer la inspección ocular en la vivienda donde se produjo el presunto crimen.