Sexto aniversario y el asesinato de María Luisa Reig Nolasco, la mujer asesinada, descuartizada y quemada en su casa de Albalat dels Tarongers en la madrugada del 1 de junio de 201, continúa impune. La Guardia Civil detuvo y el juzgado incriminó al hijo mayor de María Luisa, Pedro M. R., y al excompañero sentimental de la víctima, Antonio G. V., más conocido como Caracortada. El caso fue sobreseído provisionalmente un año después, pero la Audiencia de València obligó a reabrirlo con el impulso del nuevo abogado de los tres hijos de María Luisa y de sus hermanos, el letrado valenciano Miguel Ferrer. Sin embargo, la jueza de Sagunt archivó por segunda vez la causa sin tener en cuenta una agresión anterior de Antonio a María Luisa que la dejó nueve días en coma y la Audiencia refrendó el nuevo sobreseimiento en abril de 2015.

El pasado 1 de junio, como cada año, los familiares de María Luisa se volvieron a reunir en el único lugar donde pueden llorarla: la casa de la urbanización Corral Blanco de Albalat donde fue asesinada y descuartizada aquella noche. «No hemos perdido la esperanza de que un día las tornas cambien y podamos ver a los culpables condenados, pero, mientras tanto, pedimos un poco de humanidad para poder incinerar lo único que nos queda de ella», dice su hija Raquel Menargues.

Pese a los intensos rastreos, únicamente se encontró un resto del cuerpo, un fragmento óseo con parte del omóplato y del cráneo, que sirvió para constatar biológicamente que era de ella y que, obviamente, estaba muerta porque el resto era «incompatible con la vida». Pese a ello, ni siquiera han podido incinerar ese fragmento porque «sin certificado médico, no hay fe de defunción. Y así seguimos, sin poder siquiera incinerar ese pequeño resto. Está claro que nunca podremos pasar página, pero al menos no sentiríamos más tranquilos», concluye.