Los presuntos autores de la brutal muerte de Javier Redondo Calero, el hombre de 33 años que fue abordado por un numeroso grupo de diez personas armadas con palos y cuchillos a la salida del Hospital La Fe de València, en el Bulevar Sur, el 16 de febrero de 2016, ya conocen la pena solicitada por el Ministerio Fiscal. El llamado «clan de Benimàmet» y dos hermanos con los que también tenía deudas pendientes la víctima se enfrentan a 150 años de cárcel, quince para cada uno de ellos, por un delito de homicidio con el agravante de abuso de superioridad. El crimen se produjo ante los inocentes ojos de la hija de cuatro años del fallecido, quien se encontraba sentada en una sillita elevadora en la parte trasera del vehículo.

Como ya adelantó en su día Levante-EMV, el móvil del crimen fue el supuesto robo de tres kilos de marihuana, ocurrido en septiembre de 2015, y del cual los acusados responsabilizaban a su víctima. De hecho, según recoge el escrito del fiscal, varios de ellos, que ya habían tenido una pelea con Javier en el que habían resultado heridos, habían ido a casa de su madre amenazándolo con matarle si no les devolvía la droga. Además dos hermanos también estaban enemistados con éste por una deuda de 120 euros a uno de ellos.

Fue precisamente esa supuesta deuda por el arreglo de una moto la excusa perfecta para concertar una cita con la víctima en un parking junto a la autovía A-3. Sabiendo que «se iban a generar problemas y que no se atrevía a enfrentarse a solas» con éste, el acusado avisó a su hermano, quien es ese momento se encontraba en el cementerio de Benimàmet donde el citado clan estaba enterrando a un familiar. «A sabiendas de que éstos tenían una cuenta pendiente con Javier redondo», les informó de la cita.

El resto de los acusados no se lo pensó dos veces y decidieron acompañarle para vengarse presuntamente del robo que habían sufrido. En el último momento la víctima telefoneó al acusado con el que había quedado, modificando el lugar de la cita. Como se encontraba todavía saliendo del Hospital la Fe de València, donde había llevado a su hija de cuatro años para una pruebas de alergia, le dijo que acudiera allí.

No obstante, éste no acudió solo. En su coche le acompañaba su hermano y un tercer hombre, que también figura entre los acusados. Asimismo, en una furgoneta Ford Trafic, de color granate, iban los otros siete acusados.

Escondidos en los alrededores esperaron a que su víctima se acercara a hablar con la persona con la que había quedado y de forma sorpresiva salieron todos, «pertrechados con objetos tales como palos y una porra metálica, con la que rompieron el cristal trasero izquierdo y la luna trasera del vehículo, a pesar de que en el mismo se encontraba la hija menor del fallecido».

Según el relato del escrito del fiscal, «rodearon a Javier Redondo, que trataba de defenderse del ataque con su cuerpo y sus manos, y guiados con el ánimo de atentar contra su integridad física, empezaron a golpearle». Durante la paliza sacaron un cuchillo con el que le asestaron dos cuchilladas, que a la postre resultarían mortales.

La víctima trató de escapar corriendo hacia un descampado, donde los acusados le dieron alcance y siguieron golpeándole hasta que cayó sin vida en la avenida Fernando Abril Martorell.

La Fiscalía solicita ahora para cada uno de los diez acusados una pena de quince años de cárcel. A la espera de juicio todos ellos están en libertad.