El grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València investiga si la mujer hallada muerta el domingo en su cama tras sofocar un incendio en la vivienda compartida en la que residía fue asesinada. Tanto la Policía Nacional como el juez esperan los resultados definitivos de la autopsia después de que los primeros indicios hallados por los forenses que iniciaron ayer el análisis del cuerpo en el Instituto de Medicina Legal apunten a una posible muerte violenta.

El cuerpo sin vida de Irina G. una mujer rusa de 38 años y madre de un niño de 7, fue encontrado por los bomberos en la tarde del domingo, después de sofocar las llamas que devoraron en apenas unos minutos su dormitorio, en la vivienda que ocupa la puerta 9 del número 29 de la calle Marqués de Zenete, en el valenciano barrio de Arrancapins.

Fue una vecina de una finca ubicada enfrente la que alertó al 112 sobre las 16.15 horas del domingo. La mujer llamó «porque empezamos a oler a quemado y, al asomarnos, vimos humo que salía del tercer piso de la finca de enfrente». Llamó y alertó de que había una persona dentro a la que incluso podía ver desde su ventana.

Cuando llegaron los primeros agentes de la Policía Nacional se encontraron en el interior a un hombre de 48 años que vivía alquilado en otra de las habitaciones. Pese a los minutos transcurridos entre la llamada de la vecina y la llegada de los primeros policías, el inquilino no había alertado a nadie del incendio. El hombre explicó que estaba dormido y se había despertado al escuchar los maullidos de la gata de Irina, a quien ahora cuida otra vecina, tras lo cual se había encontrado una densa columna de humo en el pasillo.

Sin embargo, los primeros agentes que llegaron consiguieron acceder hasta la puerta del cuarto de Irina sin que el humo se lo impidiese. En apenas unos instantes llegaron los bomberos, que extinguieron las llamas «en poquísimo tiempo», según la vecina. La Policía Científica buscó en el lugar algún tipo de acelerante de la combustión que explicase la virulencia y concentración del fuego: el cuerpo de Irina no sólo estaba totalmente consumido por las llamas sobre su cama, sino que había al menos dos colchones más en el suelo totalmente quemados e incluso el revestimiento de las paredes había desaparecido. Todo apunta a que el foco inicial estaba en uno de esos colchones.

Los investigadores ya han empezado a tomar declaración a las vecinas de Irina, a su compañero sentimental -localizado junto con el hijo de ella en un municipio de Castelló al que había ido a pasar el domingo- y al otro inquilino que compartía la vivienda con la pareja y el niño de siete años en un intento por reconstruir qué sucedió.