Pilar Garrido Santamans, la valenciana de 34 años que permanecía desaparecida en México desde el pasado 2 de julio, fue asesinada. Así lo determinaron ayer las autoridades mexicanas tras un exhaustivo análisis de los restos óseos hallados en un paraje próximo a la carretera donde fue presuntamente asaltada por dos jóvenes armados cuando regresaba a su casa de Ciudad Victoria junto a su marido y su bebé de un año. Las pruebas de ADN han confirmado su identificación, según informó la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas, estado mexicano en el que se produjo el presunto secuestro.

Pese a este duro mazazo de los acontecimientos, la familia de la valenciana no pierde ni un ápice de esperanza y con tesón siguen aferrados a la posibilidad de un error, dado el deteriorado estado en el que fueron encontrados los huesos. Así, han solicitando una segunda prueba de ADN en España cuando les entreguen los restos y puedan repatriarlos, lo cual se espera que sea en la próxima semana. «Hasta que no se haga el ADN aquí no vamos a estar seguros, sigo pensando que no es ella», confesaba la hermana de la víctima a Levante-EMV nada más conocer la noticia.

La madre de Pilar, que viajó a México para tener noticias de primera mano, y el marido de la valenciana, testigo primordial de lo ocurrido, mantuvieron una reunión con responsables de la procuradoría donde les comunicaron la muerte de ésta. Este periódico contactó con Jorge F. G justo antes de dicho momento y el marido de la valenciana se mostró tranquilo y a la espera de acontecimientos. Él siempre ha defendido que tenía fe de que su mujer todavía estaba viva, pero «privada de su libertad».

Tras el hallazgo de los restos humanos encontrados el pasado 26 de julio en las proximidades de la carretera entre Soto La Marina, donde se produjo el asalto, y Ciudad Victoria, ciudad donde residía el matrimonio desde hacía tres años, el hombre confesó a Levante-EMV que esperaba que pronto les confirmaran que no se trataba de su esposa. Incluso, respecto a los restos de ropa encontrados junto a dichos huesos, Jorge explicó que en ningún momento la policía se los había mostrado para tratar de aclarar si pertenecían o no a las prendas o pertenencias de su mujer.

No obstante, los resultados del análisis de laboratorio de dichos restos han dado un giro a la investigación. Aunque no se descarta el secuestro, cobra fuerza la hipótesis de que la valenciana fue asesinada el mismo día en que unos supuestos desconocidos asaltaron el vehículo en el que circulaba junto a su marido y su hijo por una carretera secundaria, después de pasar unos días en la ciudad turística de La Pesca.

Los hechos relatados por el marido de la víctima, único testigo que refrenda dicha versión, ocurrieron en la tarde del pasado 2 de julio. Según el testimonio que dio a la policía federal de México, que lo interrogó para descartarlo como sospechoso del crimen de su mujer, tuvieron que desviarse por unas obras en la carretera y se percataron de que un vehículo sospechoso les seguía.

En un momento dado uno de los ocupantes del vehículo sacó un objeto por la ventana, y temiendo que se tratara de una pistola, para no poner en riesgo la seguridad de su bebé, optó por detener el coche. Del vehículo bajaron dos jóvenes con subfusiles y el tercero se quedó dentro, según explicó el propio marido a este periódico. Gracias a la descripción facilitada por éste la policía pudo realizar un retrato robot de uno de los sospechosos.

Cuando Jorge se negó a entregarles el coche porque estaba su hijo dentro, sus asaltantes decidieron llevarse a Pilar. «¡Pues nos llevamos a la vieja!», espetó uno de ellos. Jorge trató de impedírselo, pero le amenazaron colocándole el arma en el pecho, y los supuestos secuestradores huyeron llevándose a la mujer con ellos. Ni dinero, ni el vehículo, ni siquiera el móvil del marido de la víctima.

Con su muerte y sin la posibilidad de ningún rescate, los investigadores tratan de averiguar qué rédito habrían sacado los presuntos captores, si se les fue de las manos o si simplemente la versión dada por el marido carece de fundamento. La Generalitat se ha ofrecido a ayudar a la familia en la repatriación del cadáver.