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Conmoción en la calle

Desconcierto y miedo en Russafa

Los vecinos asisten atónitos a la operación policial y se «aterrorizan» tras conocer poco a poco los detalles del doble crimen

Cordón policial de la calle Sueca con Peris y Valero, donde los niños del colegio British School sorteaban las cintas. m. a. montesinos

«Nunca imaginas que una cosa así puede suceder tan cerca. Lo ves por la tele y te escandalizas, pero vivirlo tan de cerca asusta mucho. Estamos intranquilos porque no sabemos nada». El testimonio de una vecina de la calle Sueca, que prefiere preservar el anonimato, reflejaba ayer el sentir de todo un barrio consternado por el hallazgo de un cadáver descuartizado y el posterior asesinato de un policía cuando iba a proceder a la identificación del sospechoso, abatido a tiros por otro agente. Tres personas muertas, un cordón de seguridad con decenas de agentes y muchas preguntas sin resolver. Russafa vivió ayer uno los episodios más dramáticos que se recuerdan.

Los niños del British School, en Peris y Valero, se congregaban en grupos junto al cordón policial, mientras un policía nacional les ordenaba que aligeraran el paso. Desde los domicilios cercanos al fatídico número 77 de la calle Sueca, numerosos vecinos asistían desde sus balcones y ventanas al levantamiento de los cadáveres y al ir y venir de policías. «No se ve nada», comentaba un señor desde un tercer piso. Pero la curiosidad le mantenía pegado a la calle, a pesar de que era la hora de la telenovela.

Gabriel, un vecino de la calle Sueca cercano al número 77, comenta con el dueño de un bar las últimas noticias. Insiste en que no conoce a nadie que haya identificado al sospechoso abatido, ni tampoco a la víctima descuartizada. «Nadie sabe nada», asegura y confirma que incluso muchas personas no habían conectado ambos sucesos.

«Se había comentado que apareció una maleta con alguien descuartizado, pero la verdad es que cuando hemos asistido al otro incidente, no pensábamos que tuvieran que ver. Yo vivo en un sexto piso y estaba con otro vecino comentando lo que estaba pasando. Él me ha dicho: ‘Puede que haya un policía muerto, porque he visto a unos agentes abrazarse llorando’. Luego han venido muchos periodistas aquí arriba, porque desde aquí se podía ver algo, ya que el cordón policial era impresionante», comenta Gabriel, que no llegaba a entender cómo llegó a producirse el apuñalamiento. «No me explico que no fuera protegido», reflexionaba.

Pasar junto a la maleta

Este vecino y otros consultados por este periódico confirman otra de los episodios más inquietantes comentados ayer en el barrio. «Al parecer el portero del edificio frente al que se encontró la maleta con el cuerpo descuartizado salió anoche a pasear con el perro y éste se acercó a olisquear la maleta, pero aún así no se percató de nada».

Una de las dependientas de la tienda de juguetes de la avenida Peris y Valero 119, cerca de donde se localizaron los restos de una persona despedazada entre dos contenedores de papel y vidrio, asegura que anoche, cuando cerró el negocio, no se dio cuenta de su presencia. «Sinceramente, tenía un par de cajas para tirar al contenedor de cartón, pero como eran solo dos dije, ya las tiro otro día. Pasé por allí y no me di cuenta de nada, pero es cierto que el portero sí vio la maleta mientas paseaba el perro, aunque la sorpresa se la ha llevado cuando se ha enterado de todo», explicaba la mujer.

La dependienta se «aterrorizaba» al pensar si uno de los agentes de paisano que estuvo haciéndole preguntas por la mañana pudiera ser el que fue asesinado a medio día. «Vinieron cuatro policías, dos más jóvenes y dos más mayores, y han estado haciendo preguntas. Fuera, otros de la científica tomaban muestras en los contenedores. Pero me horroriza pensar que el policía muerto haya podido pasar por aquí. Es muy impactante todo esto», confiesa. Fuera de la tienda numerosos curiosos se acercaban hasta los depósitos de reciclaje para observar el lugar donde fue abandonada la maleta. Todavía se podía ver una mancha de sangre en el suelo.

Un edificio de alquileres

Volvemos al escenario donde fue apuñalado Blas, el policía nacional de 51 años fallecido ayer mientras trataba de identificar al sospechoso. Una gran cinta cierra el paso desde Peris y Valero a Sueca, al igual que la entrada por Centelles. Los pocos comercios que están abiertos en el interior del cordón viven con angustia y sin apenas clientes la larga espera hasta que, a media tarde, vuelve a reabrirse la vía al tráfico.

En los negocios cercanos se sigue comentando lo sucedido, pero la identidad del principal sospechoso sigue siendo una incógnita para los vecinos. «Es una finca más bien vieja en la que va y viene mucha gente. Creo que la mayoría de los pisos son de alquiler porque van cambiando constantemente los inquilinos», especula un mecánico del barrio, que además es vecino de Russafa.

El hombre continúa: «Este barrio últimamente está muy movido y es normal asistir a ciertos líos, pero nadie nos podíamos imaginar lo que ha pasado. Cuando ha comenzado a llegar la policía, hemos salido a ver qué pasaba, pero los agentes nos han echado enseguida para atrás, y nos han disuadido diciendo que no había sido nada. Luego han llegado muchas más patrullas y nos hemos dado cuenta de que algo gordo pasaba».

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