Un desafortunado accidente de caza se cobró la vida ayer de un hombre de 75 años, vecino de Riola, que había ido a pasar la jornada a un coto de Chiva para disfrutar junto a unos amigos de los primeros días de la temporada tras abrirse la veda el pasado jueves. José Luis Benavent fue alcanzado en el cuello por un disparo accidental de un compañero que estaba descargando el arma. El autor de la muerte de su amigo, nada más percatarse de que el tiro fortuito había herido de gravedad a su compañero, sufrió una fuerte crisis de ansiedad y tuvo que ser atendido por los servicios médicos desplazados al lugar. Incluso fue trasladado a un centro hospitalario de València, donde quedó ingresado tras suministrarle varios calmantes.

Los hechos ocurrieron en torno a las nueve de la mañana de ayer en una zona escarpada y acotada para la caza próxima al barranco de Urrea, en el término municipal de Chiva. Unas horas antes ambos cazadores habían sido vistos desayunando en un bar de Cheste, según apuntaron fuentes de la localidad. El buen ambiente y las ganas de comenzar la caza de conejos, después de varios meses sin poder salir por la veda, no les hacía presagiar el triste desenlace de la jornada.

En el citado coto les esperaban otros dos compañeros de faena. Los cuatro habían salido esa mañana de València en dos coches para iniciar la temporada de caza. Tanto el fallecido como el autor de los disparos eran buenos amigos que solían ir a cazar juntos, según explicaron las fuentes consultadas por este periódico. En el momento en el que se produjo el disparo accidental ambos estaban ya cerca de los vehículos porque se disponían a marcharse.

No obstante, durante el desmontaje de la escopeta a uno de ellos se le escapó un tiro, con tan mala fortuna que éste alcanzó a su compañero a la altura del cuello. Pese a los intentos por reanimarlo, José Luis Benavent, de 75 años, murió en el lugar.

Agentes de la Guardia Civil, desplazados inmediatamente hasta el citado coto de caza de Chiva investigan las circunstancias del suceso y si éste es constitutivo de un delito de homicidio por imprudencia. A priori todo indica que la muerte del cazador se debió a un accidente por un posible mal funcionamiento de la escopeta en el momento en el que el autor del disparo estaba desmontando el arma.

Una ambulancia del SAMU y un Soporte Vital Básico también acudieron rápidamente al lugar. En el caso del septuagenario alcanzado por el disparo, los sanitarios apenas pudieron certificar su fallecimiento, ya que el tiro, efectuado a poca distancia, le había alcanzado órganos vitales. Asimismo, el otro cazador, de 64 años, fue atendido por una fuerte crisis nerviosa ya que incluso trató de autolesionarse al considerarse culpable de la muerte de su amigo. La ambulancia lo trasladó a un hospital de València donde quedó ingresado, a la espera de que la Guardia Civil le tome declaración cuando esté en condiciones de ello.

La comisión judicial de Requena procedió al levantamiento del cadáver pasadas las doce y el cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de València.