"Propiné manotazos que no tenía que haber dado, pero solo quería defender a mi hijo", asegura la mujer detenida el pasado lunes por agredir al profesor de su niño de siete años y a otros dos docentes. Aunque se muestra arrepentida por su acción quiere que se indague sobre qué ocurrió realmente con su hijo, quien sigue manteniendo que su profesor lo sacó del colegio y se lo llevó a un domicilio próximo. El niño en ningún momento habla de que abusara sexualmente de él, aunque no es extraño que los menores víctimas de abusos no quieran hablar de ello.

El menor asegura que su profesor le dio a oler un "polvo blanco", le golpeó con un cinturón y le amenazó con pegarle si contaba algo. Fue su madre, días después, al verlo triste y tras apreciar semanas antes unas marcas en el brazo, cuando logró que el niño le contara lo que supuestamente le había hecho el docente.

La madre explica a este periódico que acudió a hablar con el profesor y éste le dijo que volviera dentro de tres semanas. Ese mismo día se fue a denunciarlo a la policía, aunque a media denuncia se marchó porque, según ella, el policía no la estaba tomando en serio. En el hospital no apreciaron lesiones externas visibles y en el análisis de orina no se hallaron restos de cocaína, aunque al haber transcurrido varios días el consumo de sustancias sería indetectable en orina.

"No tengo ninguna necesidad de inventarme algo así", aclara la madre, quien solo pide que los psicólogos forenses exploren a su hijo.