Reside en una localidad de l'Horta con su mujer y sus dos hijos. Los servicios de Información de la Policía Nacional y de la Guardia Civil tienen claro que no pesa ninguna sospecha sobre él. Y que no da muestras de radicalización alguna. Sin embargo, acaba de pasar dos años de su vida encarcelado en Marruecos hasta que al fin le han considerado "no culpable" de las graves acusaciones que pesaban sobre él después de que Ismail, su hermano pequeño de 26 años, se convirtiera en terrorista suicida y causara decenas de muertos en un atentado en Irak.se convirtiera en terrorista suicida y causara decenas de muertos en un atentado en Irak

"Toda una pesadilla", resume su mujer, que les ha dejado un poso amargo y una etapa «negra»; un periodo que aseguran haber sobrellevado "con ayuda de la familia, fundamentalmente", pues, a nivel de la administración, "ni hemos pedido, ni nadie nos ha dado nada", decía su esposa.

Tras dos años y un día en prisiones de Rabat y Tánger, el hombre tiene claro que a él le detuvo la policía marroquí para "dar imagen" a nivel internacional de que persigue el terrorismo. "Yo soy una persona muy normal que no tengo nada que ver con esto. Por eso, pienso que me acusaron de ser el cabecilla de un grupo terrorista y de darles financiación para hacer ver que actúan contra estas cosas, siendo que contra los poderosos y verdaderamente culpables no hacen nada", decía el hermano de Ismail.

En contra de lo que opinaba otro familiar respecto a que el suicida se radicalizó en su última etapa en Sagunt, él opina que vivió ese proceso en Marruecos, después de ser repatriado hasta allí desde Suiza.

"En Suiza le dieron unos 3.000 euros para que pudiera regresar a su país y ya volvió allí un poco raro. Luego cambió completamente. Hasta en la forma de hablar", decía. Esa evolución, según explica, se produjo totalmente al margen de la familia, que es gente de paz. "Yo lo achaco a algunas compañías que tuvo en esos siete meses, pues hay gente especializada en buscar gente joven, ingenua, con necesidades económicas y mucho tiempo vacío sin nada que hacer. A ellos les ofrecen un futuro o la Tierra sagrada y consiguen engañarles", apunta.

Este tipo de discurso también lo oyó directamente en la prisión. "En Marruecos es fácil radicalizarte en la cárcel y hacerte terrorista. Yo he dormido allí con tres personas y sé de lo que hablo. Muchos cuando salen de prisión, se van después a Siria", decía.

En el caso de su hermano, asegura que Ismail en apenas un día llegó desde Marruecos a Siria, pasando por Turquía; algo que no ve casual. "Es evidente que hay gente que le facilitaría el traslado. Él sólo no pudo hacerlo", decía.