Un profesor de un colegio público de una localidad del Valle de Ayora, cuyo nombre omite este diario para preservar el anonimato de las víctimas, ha sido condenado a treinta años de prisión y otros treinta de libertad vigilada por seis delitos continuados de abusos sexuales a seis alumnas de primaria, que en el momento de los hechos tenían entre once y catorce años. La sentencia de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de València destaca que los relatos de las víctimas, e incluso de las testigos propuestas por la propia defensa del acusado, suponen «prueba de cargo suficiente e idónea para destruir la presunción de inocencia».

El docente, que también ha sido inhabilitado por un plazo de cuatro años y siete meses por cada uno de los seis delitos, negó en todo momento durante el juicio, celebrado el pasado 23 de octubre, haber abusado sexualmente de sus alumnas, así como haberse quedado a solas con alguna de ellas durante el recreo, como ya adelantó Levante-EMV.

No obstante, el fallo, facilitado por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, considera probado que los tocamientos se produjeron dentro de la clase, con alumnas de quinto y sexto de primaria, «aprovechando que éstas debían aproximarse a la mesa del profesor para solventar sus dudas sobre la asignatura». El acusado realizó diversos tocamientos a las niñas, por debajo de la ropa, en sus zonas íntimas, «hechos que repetía de forma habitual cada vez que se acercaban a su mesa», detalla la sentencia.

La credibilidad de las menores ha quedado fuera de toda duda. Así, el juez remarca que los relatos de las seis víctimas se ha mantenido constante «sin contradicciones ni incoherencias», tanto durante la instrucción como en el propio juicio. De hecho, todas ellas realizaban una descripción coincidente en el modo de actuar de su profesor, pero sin usar las mismas palabras, por lo que se descarta que fuera un relato aprendido.

Además, «no se aprecia un interés espurio», lo que se evidencia también en la forma en la que se conocieron los hechos, «no por voluntad de las víctimas, sino de forma casual por un comentario que hacen tres de ellas y que es oído por un compañero que posteriormente se lo cuenta a una profesora».

Testigos propuestos por la defensa tambiénincriminaron al acusado al recordarepisodios descritos por las víctimas

Incluso las testigos que propuso la defensa, y que negaron haber presenciado los abusos, recordaron episodios que describieron las víctimas y que el acusado negó en el juicio, como una patada que le propinó una de ellas en los genitales. Aunque algunas se negaban y le retorcían los dedos cuando les tocaba el culo y los pechos, las víctimas, «por su edad y falta de experiencia», llegaron a normalizar esta conduta habitual de su profesor en la vida escolar, aclara la sentencia.