Si ha habido una noticia en las últimas semanas que ha mantenido en vilo a la Comunitat Valenciana, esa ha sido, sin duda, la protagonizada por Maje, Salva y Antonio. Los dos primeros, amantes y compañeros de trabajo en un hospital privado de València, planificaron y llevaron a cabo el asesinato del último, quien murió de ocho cuchilladas en el garaje de su casa a manos de Salva, el 16 de agosto del año pasado. A lo cruel del caso, hay que añadir la presencia de otros amantes por parte de ella y de un «posible interés económico», según reflejan los investigadores en el sumario, al que ha tenido acceso Levante-EMV, y una historia de obsesión por parte del autor material del crimen, quien, casado y con una hija, no dudó en matar al marido de su amada para, tal como él mismo decía,«quitarle ese peso de encima».

Esta historia, que hace justicia a aquello de que «la realidad siempre supera a la ficción», arranca en el año 2011, en la localidad de Novelda. María Jesús M. C. conoce a Antonio Navarro Cerdán a través de un hermano de ella que es compañero de universidad. Por ese entonces, Maje tiene 21 años y Antonio, 30. Comienzan una relación de noviazgo que se afianza incluso pese a que él, contratado por la constructora Ferrovial, trabajaba entonces en Zaragoza. Ella no duda en desplazarse en diversas ocasiones a la capital maña para verlo mientras termina sus estudios de Enfermería.

En el año 2014 la relación se rompe por desencuentro motivado por un asunto económico: Maje le había pedido dinero a Antonio para la reforma de una vivienda de su familia, a lo que él se negó. En ese tiempo, Antonio se muda a Requena tras ser contratado por su actual empresa en noviembre de ese año. Maje por su parte, consigue en enero de 2015 un puesto de enfermera en una residencia de ancianos religiosa de El Vedat, en Torrent. Una vez fijado su domicilio en València, vuelve a retomar el contacto con Antonio para convencerle de reiniciar la relación. Hecho que consigue hasta el punto de que deciden comprar un piso en la calle Calamocha número 18, ubicada en el barrio de Patraix. La compra se formaliza en junio de 2016 por valor de 107.000 euros: el 80 % lo abona el ingeniero y el 20 %, ella. Así consta en las escrituras de propiedad. Aunque la enfermera más tarde declararía que ella pagó la mitad ya que una parte la aportó en dinero negro. Junto a la casa, se compraron una plaza de garaje, la número 29 de una tercera planta subterránea que pertenece a la misma finca y en la que, un año más tarde, Antonio sería asesinado por el amante de su mujer con la supuesta cooperación necesaria de ella.

Pocos meses antes, cuando aún corría el año 2015, obtuvo trabajo en un hospital privado de València, donde conoce a Salvador R. L., un auxiliar de enfermería muy popular entre sus compañeros y que deslumbra a la joven. Lo que empieza como una amistad se acaba convirtiendo en una relación sexual y sentimental a partir de septiembre de 2015, según declaró él y prueban numerosas cartas de amor en la que ella refleja su entrega y pasión por él. «Con esta breve carta quiero decirte que te quiero, que te necesito (...) que soy tuya y que prometo serte fiel», es solo un ejemplo de los mensajes que se intercambian, algunos de ellos con marcados tintes sexuales en íntimos. Pese a su amor por Salva y su relación con Antonio, Maje no cierra la posibilidad de conocer a otros hombres. En marzo de 2016, conoce a un fisioterapeuta, Tomás, con el que mantiene una relación sexual hasta el día de su boda, confiesa a la policía.

Antonio se entera y corta el noviazgo aunque para entonces ya tenían fecha de boda. Un mes antes del día marcado para la ceremonia, Maje convence a Antonio y deciden seguir adelante con los planes de matrimonio. Esta situación genera tiranteces con Salva y acaban con su relación extramatrimonial.

Aparece Jose «el publicista»

El 3 de septiembre de 2016 Antonio y Maje se casan y la luna de miel transcurre en Cancún (Méjico). Aunque no mucho tiempo después, retoma la relación con Salva.

Unos meses más tarde, concretamente el 21 de mayo de 2017, Maje sale de fiesta con su mejor amiga, a la que conoce de la infancia porque las familias de ambas pertenecen a la misma congregación católica. En ese momento conoce a Jose, un publicista con quien inicia una relación sexual que acaba desembocando en algo más serio y continuado en el tiempo. Tanto es así, que le cuenta a su madre su historia con Jose, como reflejan las conversaciones grabadas por la policía.

Maje se enamora del publicista pero le miente ocultándole que estaba casada y diciéndole que sus encuentros no podían llevarse a cabo en su casa, porque vivía con unas amigas que no aceptaban la visita de hombres a la vivienda.

A principios de junio, Antonio descubre un mensaje en el móvil de su mujer en el que se pone de acuerdo con una amiga para que le sirva de coartada diciendo que está trabajando con ella una noche. Maje le dice a Antonio que su intención era salir con sus amigas pero en realidad tenía planeado pasarla con Jose. Se produce una gran discusión que acabará en el posible germen del crimen.

A partir de este momento, Maje pasa casi todas las noches de ese mes con Jose, y Antonio se convierte en un estorbo, según se desprende de sus conversaciones con su amiga. Casi lo mismo que el propio Salva. Ella ahora solo quiere estar con el publicista.

La «gran capacidad de manipulación» de la ahora detenida, como defiende la Policía Nacional en sus conclusiones, lleva a convencer al auxiliar de enfermería de que su matrimonio es una pesadilla plagada de control por parte de su marido y de infelicidad por no poder «hacer lo que quiero».

La planificación del crimen

Un accidente de tráfico, ocurrido pocos días después de la discusión, en el que mueren dos compañeros de trabajo de Antonio, dispara la imaginación de Salva y Maje. Llegan a desear que la víctima hubiese sido Antonio; así ambos serían libres. No tardan en decidir que el ingeniero tiene que «desaparecer». Tal como confiesan ambos en declaraciones a la policía, es a finales de julio cuando el propio Salva decide que el crimen debe realizarse en el garaje de la pareja, donde Antonio guarda el coche de empresa cuando su mujer trabaja en el turno de noche. Es el sitio perfecto porque no tiene cámaras de seguridad. En ese momento, Maje le da las llaves del parking para que Salva haga una copia.

El 3 de agosto es clave en los hechos. Ese día fijan «muy probablemente» la fecha del asesinato. Las diligencias policiales hablan de la existencia de dos llamadas telefónicas entre los acusados, realizadas a las 13.30 y 14.21 horas. Justo, ese mismo días a las 17. 27 horas, Maje envía un mensaje a Antonio diciéndole que cambia el turno de noche del día 14 de agosto a la del 15 «para no trabajar dos noches seguidas». De esta forma, el marido dejaría el coche en el garaje y el crimen sería posible.

Descartan el día 15 de agosto porque al ser festivo ni la mujer de Salva, enfermera en el mismo hospital que ellos, ni Antonio irían a trabajar, así que el 16 es la fecha idónea. El auxiliar de enfermería planifica los hechos mientras está de vacaciones con su familia en Castelló, y Maje aprovecha el día previo al asesinato para comer con su marido en un restaurante de la playa de Canet d´En Berenguer durante el que posiblemente hablaron del viajeque él planificaba para celebrar su primer aniversario, apenas unas semanas más tarde. Una escapada, que ella sabía que nunca disfrutarían.