Un ciudadano italiano que trabajaba como monitor de ajedrez en diversos colegios de València ha sido condenado a una pena de 25 años de prisión por abusar sexualmente de diez de sus alumnos, de edades comprendidas entre los siete y los doce años, así como de producir y distribuir material pornográfico.

De hecho, como él mismo reconoció tras llegar a un acuerdo de conformidad, les fotografiaba los genitales y en alguno de los casos llegó a grabarlos en un vídeo, que posteriormente fue intervenido en el registro de su domicilio. En su vivienda los agentes de la Policía Nacional intervinieron unos 4.000 archivos con pornografía, y al menos treinta de ellos correspondían a niños de menos de trece años.

El pedófilo confeso, de 34 años, se encontraba en paradero desconocido hasta que a finales de diciembre fue arrestado en Colombia por una orden internacional de búsqueda que pesaba sobre él para llevarlo ante los tribunales españoles.

El Ministerio Fiscal solicitaba una pena de 63 años de cárcel por diez delitos de abuso sexual a menor de trece años, cinco de ellos continuados, así como por un delito de tenencia y distribución de material pornográfico.

Finalmente, tras reconocer los hechos y llegar a un acuerdo con la Fiscalía y las acusaciones particulares, el acusado ha aceptado una pena de dos años y medio por cada uno de los delitos continuados de abuso sexual, dos por cada uno de los restantes y dos y medio más por la pornografía infantil, lo que suma un total de 25 años.

No obstante, las fuentes consultadas por este periódico aclararon que el límite de cumplimiento efectivo será de siete años y medio. Además la Audiencia Provincial de València le ha inhabilitado para dar clase a menores de edad y se le prohibe residir en València durante un plazo de diez años y medio.

Los hechos se remontan a los cursos 2010/11 y 2011/12 cuando el ahora condenado trabajaba, a través de una empresa externa, dando clases extraescolares de ajedrez a los menores, alumnos de seis colegios de la capital del Túria, cuyo nombre omite este periódico para preservar el anonimato de las víctimas.

Según ha quedado acreditado, el profesor utilizaba su ocupación para «satisfacer sus instintos lúbricos», bien en las instalaciones escolares como en los domicilios de los alumnos, donde les impartía clases particulares. De esta forma, y aprovechando los momentos en los que se quedaba a solas con los menores, realizó tocamientos a al menos diez niños.

En cinco casos los abusos sexuales se prolongaron en el tiempo, llegando incluso a fotografiarlos desnudos y a grabar un vídeo.

La Policía Nacional arrestó al pedófilo en mayo de 2012, pero el sospechoso se había refugiado en estos últimos meses en Colombia donde también quiso trabajar como docente con menores.