Las administraciones responsables de las distintas organizaciones policiales -el Ministerio del Interior, los gobiernos autonómicos con policía propia y los ayuntamientos- son los únicos con capacidad «real» para frenar el preocupante aumento de los suicidios de agentes de la ley en España (46 el año pasado).

La ausencia de servicios psicológicos que detecten y traten situaciones de estrés extremo antes de un potencial suicidio o el simple hecho de no reconocer abiertamente las cifras reales de muertes por esta causa en sus filas demuestran el escaso o nulo interés por tratar esta dramática realidad que se da en España y en el resto del mundo, aunque sólo algunos, como Estados Unidos o Italia, lo han como un problema de Estado y han comenzado a ponerle remedio.

Son algunas de las conclusiones de los expertos que debatieron ayer en València, en la sede del sindicato CC OO -organizador junto con SUP y AUGC-, el drama del suicidio policial, en la primera jornada de estas características que se celebra en toda España, lo que demuestra «que sigue siendo un tema tabú», coincidieron varios de los ponentes, que insistieron en que una de las claves es que los compañeros rompan el silencio: «Tan peligroso es para el policia el acoso activo de mandos y compañeros, como el silencio de los demás», resumió Fernando Carrillo, exguardia civil y psicólogo clínico.