Un adinerado alcalde libanés, enfermo de cirrosis, trató de eludir a la muerte buscando un trozo de hígado sano, a golpe de talonario, sin reparos a la hora de aprovecharse de las penurias económicas de donantes sin recursos que, movidos por la necesidad, llegaron a hacerse las pruebas en una clínica privada de València. Ahora tanto el receptor del órgano, que finalmente fue operado tras recibir el trasplante de su hijo, como dos sobrinos de éste, empresarios en Alicante, y un cuarto implicado que actuaba como enlace, se enfrentan a penas que suman 24 años de prisión.

El fiscal Jaime Gil, encargado de este primer caso de tráfico ilegal de órganos detectado en España, solicita concretamente tres años de cárcel para el mandatario de Al Kharayeb y siete años para cada uno de los otros tres acusados por un delito de promoción, favorecimiento o facilitación de trasplante ilegal de órganos humanos ajenos, al tratarse de un órgano principal.

El grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València destapó esta trama para la compra de un hígado a principios de 2014 tras una compleja investigación ya que, por unas cosas u otras, ninguno de los posibles donantes con los que contactaron los acusados llegó a vender su órgano. Una mujer, a quien iban a pagar 40.000 euros por un trozo de su hígado, fue rechazada finalmente porque el receptor, de 65 años y de marcadas tradiciones musulmanas, prefería un donante hombre a llevar un trozo de mujer en su cuerpo. Eso sí, por los problemas ocasionados y en agradecimiento le ofrecieron un matrimonio de conveniencia con un ciudadano libio por el módico precio de 10.000 euros.

Según remarca la fiscalía en su escrito de conclusiones provisionales, aunque no se llegó a consumar el trasplante sí que se realizaron las gestiones para el mismo, siendo éstas ya constitutivas de delito según el artículo 156 bis del Código Penal. De hecho se realizaron pruebas a ocho pacientes en la clínica Quirón de València, con una analítica completa, resonancia magnética y TAC abdominal, para ver si eran aptos para ser donantes de hígado. Estas facturas, que ascendían a 12.000 euros, fueron abonadas con la tarjeta bancaria de una empresa de mármoles de Novelda, propiedad de dos de los procesados, sobrinos del alcalde.

La primera opción que barajó el sexagenario libanés cuando le diagnosticaron su enfermedad hepática y la necesidad urgente de un trasplante de hígado fue su hijo, aunque tuvieron que rechazar esta opción al descartar los médicos del país a su vástago como donante, por considerar que su hígado era pequeño.

El médico que operó a Abidal

Fue entonces cuando los acusados presuntamente «idearon un plan para lograr la materialización de dicho trasplante con evidente quebranto de la legislación española relativa a la donación de órganos entre vivos», aclara el fiscal. Las leyes establecen que la donación sea de carácter gratuito y altruista y exige que se trate de un consentimiento expreso, libre y por escrito. El motivo de operarse en España no era otro que ponerse en manos del Jefe de la Unidad de Transplantes hepáticos del Hospital Clínico de Barcelona, todo un referente en la materia, después de que salvara la vida del futbolista Eric Abidal.

Una vez decidida la mano que obraría el milagro, faltaba lo más complicado, encontrar al donante. Para ello los sobrinos del alcalde libanés y su contacto empezaron a reclutar posibles donantes. Todos ellos eran personas especialmente vulnerables, tanto por su procedencia como por sus necesidades económicas.

A uno le ofrecieron traer a sus hijos desde Palestina, a otro lo que calificaron como «un buen regalo», y a una refugiada en València le propusieron el trasplante simplemente a cambio de conseguirle un trabajo. Aunque ésta última aceptó, al comprobar que estaba embarazada fue rechazada. Fue un ciudadano de origen rumano el escogido finalmente como donante, a cambio de trabajo en el Líbano y de ser tratado «como uno más de la familia». No obstante, el Comité de Ética del Hospital Clínico de Barcelona detectó el engaño a tiempo y paralizaron el trasplante al no creerse el carácter altruista de la donación.

Tras una nueva prueba al hijo de Hatem Akkouche, los médicos catalanes comprobaron que sí era un donante idóneo y el trasplante a su padre fue un éxito. Ahora deberán responder ante la Justicia española por todas sus acciones para conseguir este trozo de hígado de forma ilegal.

Una condena por un caso posterior en Barcelona

Aunque el caso del alcalde libanés arrestado por la Policía Nacional de València fue el primero detectado en España por trasplantes ilegales de órganos, ya existe un caso juzgado y con condena firme por unos hechos ocurridos a finales de 2014 en l’Hospitalet de Llobregat. El Tribunal Supremo confirmó las penas de hasta seis años de prisión por un delito de tráfico ilegal de órganos principales humanos impuestas por la Audiencia Provincial de Barcelona a los tres miembros de una familia y a un amigo que ofrecieron 6.000 euros a un sintecho marroquí por el trasplante de uno de sus riñones.