Un vecino de Quart de Poblet se enfrenta a un año de prisión por un delito de maltrato animal por permitir que su perro mordiera de forma reiterada a una burra, también de su propiedad, y no prestarle la asistencia ni los cuidados que requería. De hecho, el dueño de los animales ha reconocido en el juicio que no avisó al veterinario inmediatamente porque "no era urgente" y el fin de semana le iba a costar más dinero su cura.

Eso sí, el procesado ha insistido en la vista oral, celebrada en el Juzgado de lo Penal número siete de València, que a lo largo de su vida ha tenido muchos animales y jamás ha maltratado a ninguno. En el momento de los hechos, ocurridos en agosto de 2015, tenía en este solar vallado de Quart de Poblet dos burros y un perro.

La burra, de nombre "Rosie" y 16 años de edad, presentaba graves y profundas lesiones y desgarro de piel y músculo en ambas nalgas, así como otras heridas superficiales por todo el cuerpo, cuando la protectora malagueña El Refugio del Burrito avisó a un veterinario al ser conocedores del estado del animal. Dichas heridas habían sido producidas por el perro que se encontraba en las instalaciones, quien mordía repetidamente a la burra mientras ésta se encontraba tumbada, como así sostiene el Ministerio Fiscal.

Los veterinarios que curaron al animal han remarcado en el juicio el estado de desnutrición que presentaba además de las heridas externas visibles. Así, cuando el peso óptimo de la burra debería de ser unos 250 kilos, el animal pesaba cerca de 160, unos 90 kilos menos de su peso.

Las lesiones precisaron para su sanidad de limpieza, desinfección y tratamiento quirúrgico del tejido necrótico de las heridas. Las imágenes son tan duras y repulsivas que este periódico ha preferido no publicarlas. En caso de no haber sido atendido a tiempo el animal habría muerto, según han coincidido varios de los testigos especializados en Veterinaria.

Según la Fiscalía, el acusado, siendo conocedor del estado del animal, "omitió todo cuidado y precaución", permitiendo que el perro continuara mordiéndolo aprovechándose de que la burra permanecía mucho tiempo tumbada y dolorida, sin llamar a un veterinario para que la atendiera. Únicamente le puso betadine, como así ha manifestado el procesado.

Por todo ello la Fiscalía solicita para el acusado una pena de un año de prisión por un delito de maltrato animal, así como la inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de los mismos por un plazo de tres años. La acusación particular, ejercida por la letrada Raquel Ros, pide hasta 18 meses de cárcel, cuatro años y medio de inhabilitación y que se le retiren todos los animales.