El encargado de personal del área de discoteca y uno de los empleados bajo sus órdenes. Esos fueron, según la investigación llevada a cabo por la Policía Nacional, los presuntos autores del robo cometido a las cinco de la madrugada del pasado 23 de agosto, cuando un hombre encapuchado accedió al área de oficinas de la discoteca Marina Beach de València y, con absoluta impunidad, se llevó 150.000 euros del interior de la caja fuerte. El ladrón ni siquiera la forzó, ya que contaba con una copia de la llave. Tampoco se preocupó de apurarse pese a la existencia de cámaras, posiblemente porque sabía que contaba con ayuda en el exterior.

El propietario de la discoteca Marina Beach, Antonio Calero, mostró ayer su satisfacción por las detenciones de los dos presuntos ladrones realizadas por el grupo de Robos de la UDEV de València, ya que, dijo «llevamos muchos meses esperando este momento que por fin ha llegado. No es fácil, porque necesitan tenerlo todo claro para que la detención sea eficaz. Han hecho un buen trabajo».

De hecho, Calero ya desconfiaba desde el principio de uno de los ahora detenidos, el encargado del personal de barra de la discoteca. El propietario del local explicó ayer a Levante-EMV desde Bangkok, donde se encuentra estos días, que el ahora detenido no fue despedido, sino que se fue voluntariamente. «Aunque todos sospechábamos de él, siguió trabajando casi hasta final de temporada. Al final se fue él porque todos sabíamos lo que había», matiza.

El encargado, un hombre «de nuestra máxima confianza, porque llevaba con nosotros casi tres años, desde la apertura», explica Calero, trabajó la noche del robo. Las cámaras captaron sus movimientos y sus idas y venida, que no cuadraban con su quehacer cotidiano. A la hora del cierre, se fue, pero dejó abierta una de las puertas que dan acceso al puerto; la misma por la que salió el otor presunto implicado.

Casi hora y media más tarde, las cámaras, que el dueño del local entregó a la policía en su momento, captaron la imagen del ladrón. En la grabación se le ve acceder de pronto a la oficina -a partir de ese hecho se ha sabido que permaneció todo el tiempo oculto en un punto sin cámaras-, abrir la caja, coger el dinero e irse. Su cara estaba cubierta con una máscara, pero no del todo, lo que ha hecho posible su identificación a partir de un estudio antropomórfico.

El segundo detenido, que estaba a las órdenes del primero como parte del equipo responsable del área de copas, salió de la empresa el pasado 31 de julio, tres semanas antes del robo, tras causar baja voluntaria. Calero afirma que ese hecho no le generó sospechas porque el local tiene alrededor de 500 empleados en cada temporada de verano, y existe un gran movimiento de altas y bajas. «Para mí, él ha sido una sorpresa», aseguró ayer el dueño de Marina Beach. Del dinero, de momento, no hay ni rastro.