Pese a la orden de alejamiento que tenía sobre su víctima, y que quebrantó en numerosas ocasiones, pese a las graves amenazas de muerte, haber sido la última persona que la vio con vida, estando ambos solos en su domicilio de Gandia, y haber huido a Madrid tras el crimen, el presunto asesino de Dolores Correa sigue insistiendo en su inocencia y ayer negó en su declaración ante un Jurado Popular haberla asfixiado durante varios minutos hasta que su pareja dejó de respirar. «Ya estaba muerta cuando me desperté por la mañana y la encontré en el baño», alegó José Luis S. G., que se enfrenta a una pena de 19 años de cárcel, según la petición de Ministerio Fiscal, por los delitos de homicidio, quebrantamiento de medida cautelar de forma continuada, robo y uso de vehículo a motor y hurto, como adelantó Levante-EMV. La acusación particular lo califica de asesinato, al apreciar la circunstancia de alevosía, y pide 25 años de prisión por dicho delito.

Este crimen machista se produjo el 17 de febrero de 2017 en un ático de Gandia aunque el cuerpo de la fallecida, una guardia civil retirada de 47 años, no fue localizado hasta cinco días después. Su presunto asesino había huido tras permanecer toda la mañana junto al cadáver de su compañera, a quien sustrajo el vehículo, un ordenador y una máquina Thermomix, objetos que vendió en un comercio de segunda mano de València para costearse presuntamente su fuga.

El acusado, de 42 años, alegó durante el interrogatorio que había bebido mucho esa noche, aunque en la vivienda la policía no halló botellas que así lo indiquen. «Tenía un problema con el alcohol, bebía en demasía», manifestó.

Así, según su relato de lo ocurrido, se acostó en torno a las diez de la noche «como consecuencia del alcohol». «Lo siguiente que recuerdo es que me desperté de madrugada, pero no miré el reloj, me pareció verla en el sofá tumbada con el ordenador», recuerda. Posteriormente, a las once de la mañana, «cuando me levanto, me pongo un vaso de leche y cuando voy al baño me la encuentro muerta». Según argumenta el acusado, entró en pánico y por ello no avisó a la policía. «Le toqué la pierna para saber si se había mareado, y le puse una toalla que había allí tirada y la tapé», admitió el procesado, quien no recordaba haberle puesto una bolsa en la cabeza.

No obstante, la fiscal sacó a relucir las contradicciones con su declaración durante la fase de Instrucción, cuando manifestó que no recordaba si la había matado y «si utilizó un plástico para matarla». Asimismo, a las nueve de la mañana hay constancia de que el acusado salió a la calle, como así destacó la Fiscalía.

Respecto al hurto de los objetos propiedad de la fallecida, delito que también se le imputa, el acusado reconoció que vendió la televisión, la Thermomix y el ordenador. De igual modo, abandonó el vehículo de su víctima en el estacionamiento de un hotel de Madrid y se fue en transporte público a Móstoles, donde fue arrestado por la Guardia Civil el 22 de febrero por el quebrantamiento.

Una relación tóxica

Víctima y agresor se conocieron a través de una aplicación de una red social en 2014. Durante meses estuvieron conviviendo pero tras una discusión, la mujer regresó con su marido. El acusado admite que seguía llamándola y seguían viéndose, incluso después de que ella le denunciara y se dictara una orden de alejamiento. Aunque contaba con una medida de protección, la víctima acudía a sus encuentros y se dejaba el dispositivo en casa cargando, de ahí que el día de autos la pulsera de localización no emitiera señal alguna.

Respecto a las amenazas de muerte, el acusado admitió: «En algún momento he podido llegar a decir algo que parezca una locura o alguna palabra más subida de tono». Pero no recuerda haber enviado vídeos pornográficos a sus hijos, ni fotos eróticas a su pareja y a sus padres. Incluso insinuó en el juicio que fue ella la que los envió.

En abril de 2018 -más de un año después del crimen-, el ahora acusado fue condenado por la graves amenazas a su por entonces pareja. Entre ellas una premonitoria: «El viaje de vuelta será en pijama de madera».