Un pequeño apartamento en la conocida como zona inglesa de Benidorm fue la noche de Nochevieja la primera guarida en la que la ya conocida como Manada de Callosa inició los abusos a su víctima, la joven de 19 años que les ha denunciado por la supuesta violación grupal cometida horas después en Callosa d'en Sarrià y que grabaron con el móvil de uno de ellos. «La metieron en el baño a la fuerza. Yo oí que la chica gritaba y salí de mi habitación. Cuando pude abrir, salió con toda la espalda del vestido rota», relató ayer a este diario Juan, uno de los testigos clave que presenció en primera persona los primeros abusos.

Cristino, el otro inquilino de la vivienda, les había abierto la puerta a las ocho de la mañana del día 1 y les dejó entrar en su casa «a descansar un poco, porque habían bebido y no estaban en condiciones de irse para Callosa». Cristino, que se fue del piso a las 11.00 horas, y el considerado como «cabecilla» eran conocidos y le solía dejar «echarse un rato en el sofá» cuando iba de fiesta.

Lo peor vendría después. Juan escuchó alboroto fuera de su dormitorio. «Oí gritar a la chica dentro del baño. Salí de la habitación y vi que dos se habían encerrado con ella ahí adentro y que no la dejaban salir. Le pedí ayuda a otro de ellos y entre los dos conseguimos abrir la puerta y sacarla. Tenía todo el vestido roto por la espalda. Cuando ella me vio, se tiró a mis brazos y me abrazó como si fuera su padre. La metí en mi habitación, le dejé una camisa y le dije que no se moviera de ahí. Solo quería protegerla», relata Juan.

Luego, los echó a la calle. «Les dije que o se iban por las buenas o llamaba a la Policía. Los chavales se fueron y la chica se quedó aquí. Pero al cabo de un rato, ella me dijo que se quería ir. Yo la acompañé a la calle y ahí, en el portal, la estaban esperando», lamenta este testigo, quien incide en que «ella no estaba bien, había bebido y no sé qué más, y se notaba que no actuaba por su propia voluntad», mantiene.