Engañados, explotados durante días en condiciones inhumanas, con frío y en un país extranjero en la otra punta del planeta, sin apenas poder comunicarse. Esta es la situación con la que se encontraron ayer tras ser puestos en libertad cinco de los ciudadanos vietnamitas víctimas de esta trama de trata de seres humanos. «Help me, I want come back to Vietnam!», repetía uno de ellos, el único que chapurreaba algunas palabras sueltas en inglés.

Para comunicarse con los demás, todos ellos procedentes de zonas rurales pobres de Vietnam, era necesario el traductor del teléfono. «No hay sitio donde dormir nosotros por la noche, hace frío». Esa era su preocupación más inmediata, mientras que las horas iban pasando y la noche y las temperaturas caían, sin que nadie les ofreciera ninguna alternativa.

Finalmente la parroquia de La Asunción de Torrent les encontró un hostal donde podrán estar hasta el lunes y se harán cargo de su alimentación. Al enterarse sus gestos de agradecimiento se sucedían. Pero saben que es algo temporal. La mayoría de ellos, con tres y cuatro hijos en Vietnam, confesaba tener miedo a que tomen represalias contra sus familias «Nos han amenazado con ejecutarles», explicaba uno haciendo el gesto de una pistola.