La Conselleria de Sanidad ha elevado esta mañana a 30 los afectados por el brote detectado en el restaurante Riff de València, cerrado por decisión de su dueño, el chef alemán Bernd H. Knöller, tras aumentar hasta 80 el número de clientes entrevistados, según fuentes del departamento de salud valenciano. Los funcionarios de la subdirección de Epidemiología están llamando una a una a todas las personas que comieron en el Riff entre el miércoles, día 13, y el sábado, 16.

Tal como ha venido contando Levante-EMV, en todos los casos se presentaron síntomas gastrointestinales leves propios de una intoxicación alimentaria, con vómitos y diarrea, que aparecieron de manera muy rápida -entre 30 y 45 minutos después de la ingesta- y que cedieron entre 6 y 12 horas más tarde, salvo en uno, el de la mujer de 46 años que falleció unas 14 horas después de haber comido en ese local.

Es precisamente el caso de esta mujer el que más interrogantes suscita, por lo que los forenses continúan a la espera de los resultados de la batería de pruebas solicitadas para determinar si el fallecimiento fue una consecuencia directa de la intoxicación o si el desencadenante del óbito fue otro, como, por ejemplo, la asfixia por aspiración del vómito o, incluso, la deshidratación que puede provocar un episodio intenso, como el que sufrió ella, de vómitos y diarreas.

Mientras tanto, el departamento de Salud Pública, que ha asumido la investigación sanitaria, ya ha enviado al Instituto de Medicina Legal (IML) de València las muestras de alimentos tomadas en el Riff el pasado lunes. El IML, a su vez, ha reenviado esas muestras al Instituto Nacional de Toxicología y Emergencias Sanitarias, con sede en Madrid, para que intente aislar la toxina o el microorganismo que ha desencadenado este brote sin precedentes en la alta cocina. La conselleria confía en tener la semana que viene los resultados de las muestras.

Aunque desde el primer momento se ha culpabilizado a las colmenillas presentes en el arroz meloso servido como uno de los platos principales en el menú degustación que ofreció el Riff varios días de la semana pasada -entre ellos, el sábado, día que se intoxicó la mujer fallecida junto con su marido y su hijo de 12 años-, esa seta, de uso habitual en las cocinas de muchos restaurantes de gama media y alta, no es en absoluto el único candidato bajo sospecha.

La colmenilla, de la familia de las Morchella, puede provocar intoxicaciones -se han descrito casos incluso en ingestas en las que habían sido deshidratadas y cocinadas después a temperatura alta y durante más de los 10 minutos que se consideran seguros- gastrointestinales, pero la mitad de los casos documentados en otros brotes presentaban, además, síntomas neurológicos, algo que aquí no ha sucedido.

Además, en el menú degustación se sirvieron, al menos el sábado, huevas de salmón, uno de los principales 'recipientes' de una toxina llamada ciguatera. La desarrollan determinadas algas que sirven de comida a varias especies de peces.

Como otras toxinas llegadas del mar, se acumulan especialmente en las vísceras y los huevos de los peces. La mayor parte de los casos se han registrado en las Islas Canarias, pero desde hace un tiempo se ha observado la aparición de ciguatera en ejemplares pescados en el Mediterráneo. El mayor problema de esta toxina es que es termoestable, por lo que no desaparece con el cocinado, y los síntomas, generalmente vómitos y diarrea, se presentan muy rápido y suelen desaparecer en horas. De momento, habrá que seguir esperando los resultados de los análisis.