La Audiencia Provincial de Álava ha condenado a 15 años de prisión por un delito de asesinato al hombre que mató y descuartizó a una mujer en Vitoria-Gasteiz en 2016, al que ha aplicado la atenuante de confesión.

La sentencia, dictada por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Álava, condena también al asesino de esta mujer, llamada Margarita, a pagar una indemnización de 100.000 euros a cada uno de los dos hijos de la víctima.

La Audiencia Provincial, cuya sentencia ha estado precedida por el veredicto condenatorio del tribunal popular emitido el 25 de febrero, puede ser recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.

El tribunal rechaza aplicar el agravante de ensañamiento que había solicitado la Fiscalía, al entender que no ha quedado probado que el asesino hubiera incrementado de forma "deliberada" el "dolor y sufrimiento" causado a su víctima.

El juez rechaza, igualmente, aplicar la eximente de enajenación mental solicitada por la defensa. En la sentencia se indica que, pese a sus trastornos psicológicos y su consumo habitual de alcohol y cannabis, no se ha probado que el asesino tuviera disminuida su "voluntad y capacidad de entender el alcance de los hechos cometidos".

La Audiencia Provincial de Álava, por el contrario, ha aplicado la atenuante de confesión, dado que el asesino reconoció haber causado la muerte a Margarita desde un primer momento, y contribuyó con su testimonio al esclarecimiento de los hechos.

La pena de 15 años de cárcel decretada por el tribunal es inferior en siete años a la que solicitaba la Fiscalía, que estimaba que en el asesinato de esta mujer concurría el agravante de ensañamiento.

Hechos probados

En el relato de hechos probados recogido en la resolución de la Audiencia, se indica que el asesino mantuvo una discusión con la víctima, que en el momento de los hechos tenía 60 años, en el domicilio de esta última.

En el transcurso de dicha discusión -continúa la sentencia- el hombre cogió una maza y, "con la intención de acabar con la vida" de Margarita, le propinó diferentes golpes en la cabeza, en la cara, en el tronco y en las piernas.

La mujer falleció como consecuencia de los golpes recibidos y, en las horas posteriores a su muerte, el asesino descuartizó el cadáver "con la intención de hacerlo desaparecer", para lo que utilizó sierras y otros instrumentos cortantes.

En los días posteriores, el hombre se deshizo de los restos mortales de la mujer transportándolos, ocultos en bolsas, en diversos viajes hasta el cauce del río Zadorra, en la zona de Abetxuko.